La violencia política golpea de nuevo a EE. UU.
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Madrid - Publicado el
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Un francotirador asesinó este miércoles a Charlie Kirk, comunicador ideológicamente próximo a Donald Trump y a la derecha alternativa estadounidense. El ataque tuvo lugar en el campus de la Universidad del Valle de Utah, mientras Kirk pronunciaba una conferencia al aire libre. La violencia política es siempre execrable. Que un atentado de esta magnitud se produzca en una universidad —espacio donde la libertad de expresión debe protegerse de forma prioritaria— no hace sino multiplicar la gravedad de lo ocurrido.
Estados Unidos tiene una larga historia de violencia política. Cuatro presidentes fueron asesinados a lo largo de su historia, y en el último tiempo estamos presenciando episodios altamente inquietantes. En poco menos de un año, hemos sido testigos del intento de asesinato de Donald Trump o del incendio provocado en la casa de Josh Shapiro, gobernador demócrata de Pensilvania. La fractura civil y la polarización están llevando a nuestras sociedades a situaciones críticas para la convivencia. Que en un país como Estados Unidos puedan producirse crímenes de odio por motivos ideológicos es una prueba evidente de que ninguna democracia puede darse por sentada. El respeto hacia quienes piensan de manera distinta, la confrontación de ideas y la tolerancia entre diferentes son los pilares sobre los que se asientan las sociedades democráticas. Por ello resulta tan preocupante que haya quienes intenten minimizar la terrible gravedad de este inaceptable atentado contra la vida de Charlie Kirk.