Velo islámico y derechos fundamentales

Junts ha propuesto en el parlamento de Cataluña que se prohíba en las escuelas de esa comunidad autónoma el velo islámico y que se prohíba el burka y el niqab en los espacios públicos. La propuesta tiene una intención claramente partidista, pero existe un reto en nuestra sociedad, en la que la minoría musulmana tiene cada vez más peso, especialmente en Cataluña, donde sus miembros están en torno a las 600.000 personas.

El islam europeo tiene por delante el reto de expresarse y servir de cauce a la experiencia religiosa de muchas personas en un contexto de separación de las confesiones del Estado. Y Europa tiene el reto de no imponer forzosamente la laicidad del Estado sobre la vida social. El Estado es laico, la sociedad no. Los miembros de toda sociedad tienen el derecho de expresar públicamente, si la tienen, su pertenencia religiosa. Tienen también el deber de traducir en términos seculares esa pertenencia para la construcción de la ciudad común. La dimensión pública de la religiosidad y de la búsqueda de sentido de los ciudadanos, en las diferentes formas que asume en una sociedad plural, es un bien para todos.

En un contexto de laicidad positiva, como el que define nuestra Constitución, no parece adecuada la prohibición del velo islámico de forma generalizada. El Estado no puede ser el intérprete de los textos islámicos ni decidir si para el islam es prescriptivo el velo. Pero es necesario examinar con detenimiento la cuestión del niqab y del burka, porque plantean un problema de orden público y de posible limitación de derechos fundamentales.