Sánchez no aceptaba ni críticas ni límites

Los mensajes entre Sánchez y Ábalos que se están publicando en el diario El Mundo son muy significativos. El tiempo dirá hasta dónde llega la filtración, quién es el responsable y qué consecuencias políticas y judiciales tiene. Pero ya se pueden sacar algunas conclusiones: el PSOE ha aceptado que son auténticos. Los mensajes entre Ábalos y Sánchez muestran que estaban colaborando políticamente al menos hasta julio de 2023. Dos meses después, la Audiencia Nacional abrió la investigación sobre el caso de compra irregular de mascarillas. Sánchez había cesado a Ábalos en julio de 2021. ¿Qué sabía el presidente?

En los mensajes se reflejan razones y emociones de Sánchez que tienen poco que ver con la cara pública del presidente del Gobierno. Sánchez no acepta la pluralidad en el partido, descalifica a los barones que son mínimamente críticos, se revuelve con violencia verbal. Los mensajes constatan un considerable nivel de cinismo que desgraciadamente se ha convertido en algo normal. Cada vez que el presidente del Gobierno hable de co-gobernanza o de diálogo, la sombra del lenguaje que usa en privado le perseguirá para desmentirlo.

Los mensajes certifican que a Sánchez le molestan de un modo especial los compañeros de partido que cuestionan los pactos con el independentismo y con Bildu. A Sánchez le escocía especialmente esa parte del PSOE, ahora silenciada, que le recordaba los límites que no se deben sobrepasar.