La Comisión Territorial del Congreso impulsada por el PSOE no ha podido tener un comienzo más accidentado. Si el objetivo es la reforma constitucional, los tres padres de la Constitución que todavía viven advirtieron en la apertura de las sesiones de que no se dan las condiciones mínimas, como ha sugerido Mariano Rajoy. José Pedro Pérez Llorca, de la antigua UCD; Miguel Herrero de Miñón, de AP, y Miquel Roca, de la entonces Minoría Catalana, coincidieron en que, sin un amplio consenso entre los principales partidos, carece de sentido el proyecto. La huida al monte del nacionalismo catalán no solo dinamita cualquier puente de diálogo sino que desaconseja un debate serio sobre un mejor encaje de Cataluña en España. Otro frente problemático es Podemos, mientras siga situándose al margen en esta y en otras cuestiones de Estado, y planteando una ruptura total con la Carta Magna de 1978, que con todas sus limitaciones, ha proporcionado al país un largo período de estabilidad. Todo eso no invalida el argumento de que el modelo territorial necesita ajustes, pero hay margen para la reforma dentro de la Constitución, según el diagnóstico común de sus tres ponentes vivos. Lo realista sería dar un giro a la Comisión Territorial y empezar planteando objetivos más realistas. Que de paso allanarían el camino a una hipotética reforma constitucional en el futuro.