La memoria histórica como coartada
"Que la memoria histórica constituye una coartada habitual en nuestra política es un hecho que volvió a quedar demostrado este miércoles"

Escucha la línea editorial de la mañana del jueves 23 de octubre de 2025
Madrid - Publicado el
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Que la memoria histórica constituye una coartada habitual en nuestra política es un hecho que volvió a quedar demostrado este miércoles. En la sesión de control al Gobierno, Mertxe Aizpurua, portavoz de Bildu, preguntó al presidente si tomará medidas contra los actos que puedan suponer una exaltación del franquismo. A esta pregunta, Pedro Sánchez respondió con total normalidad y enumeró algunas de las medidas memorialistas que ha tomado su Gobierno, así como futuras iniciativas. Que Mertxe Aizpurua se permita hablar de memoria en el Congreso de los Diputados constituye algo más que un contrasentido. En Euskadi no consta que exista ningún riesgo de exaltación contemporánea del franquismo, un régimen dictatorial que terminó hace ya medio siglo. Lo que sí tiene lugar, con vergonzosa frecuencia, son los homenajes a terroristas auspiciados por formaciones políticas integradas en EH Bildu, un partido que se muestra incapaz de condenar la violencia política y que, por cierto, exigió prolongar la ley de memoria histórica hasta el año 1983; una condición que el PSOE aceptó, impugnando así la cronología de la Transición.
Aizpurua fue condenada por enaltecer el terrorismo y, desde el periódico del que fue editora, Egin, se señalaban objetivos que acabaron siendo asesinados. Con un historial semejante, la invocación de una memoria democrática resulta, cuando menos, una provocación.