Los signos de los tiempos

Analizar los signos de los tiempos es una obligación de los gobernantes para que puedan servir al bien común. Algo de eso tendrá que intentar la próxima "cumbre" de la Alianza Atlántica que se celebrará en Madrid. La invasión de Ucrania por la Rusia de Putin, que intenta resucitar la época de la dominación soviética de buena parte de Europa, es la gran prioridad de los aliados occidentales. La guerra es una gran tragedia en sí, pero además tiene consecuencias en la seguridad global, en la economía y el bienestar social, amenazados por la inflación, la crisis energética, la subida desorbitada de los precios y, como colofón, la amenaza de una crisis alimentaria mundial.

Está más allá de los objetivos y capacidades de una alianza militar como la OTAN, pero hay un sustrato antropológico y cultural profundo que también requiere urgentemente ser contemplado para entender este momento histórico; el desgaste progresivo de la concepción de los derechos humanos, la crisis de confianza en las democracias, el nihilismo y la violencia que dominan amplios sectores sociales.

Las grandes democracias necesitan un instrumento como la OTAN para salvaguardar su seguridad, pero necesitan, más aún, recuperar sus grandes ideales fundacionales: la dignidad sagrada de la persona, el amor a la libertad, el valor del diálogo y la amistad cívica. Sin este fundamento será difícil afrontar el reto de los nuevos totalitarismos que toman cuerpo.