Constructor de puentes en un mundo fracturado
"De Putin a Zelenski, de la izquierda latinoamericana al presidente Trump, del Irán a la Comisión Europea, todo son elogios al liderazgo espiritual que ha ejercido en estos doce años Jorge Mario Bergoglio"

Escucha la línea editorial de la mañana del martes 22 de abril de 2025
Madrid - Publicado el
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Un sentimiento particular, mezcla de tristeza y gratitud, recorre el planeta. No es exageración. La unánime reacción suscitada por la muerte del Papa Francisco entre los líderes mundiales representa un caso atípico e irrepetible. De Putin a Zelenski, de la izquierda latinoamericana al presidente Trump, del Irán a la Comisión Europea, todo son elogios al liderazgo espiritual que ha ejercido en estos doce años Jorge Mario Bergoglio. La Torre Eiffel quedó anoche a oscuras para rendir homenaje al Papa que, con su encíclica Laudato Si, dio un impulso decisivo a la lucha contra la crisis climática, reforzando la dimensión moral del cuidado de la Casa Común.
Desde el mundo musulmán y judío se reconocen igualmente sus esfuerzos por promover la fraternidad universal, igual que desde las Iglesias ortodoxas se valoran los avances hacia la unidad de los cristianos. Francisco tuvo muy claro que “pontífice” significa constructor de puentes. Igual que se empeñó en una Iglesia más fraterna y acogedora promovió la diplomacia entre las naciones y el diálogo social para afrontar retos comunes como la educación de niños y jóvenes. Por supuesto, ha habido resistencias. Con lenguaje no siempre diplomático, Francisco mostró en Lampedusa las vergüenzas de la política migratoria europea y denunció a las claras los muros de Trump. Lo que no hizo nunca, pese a su discurso personalísimo, fue apartarse del mensaje del Evangelio. Y así, en palabras del rey Felipe, ha sido testigo del “amor al prójimo” y de “fraternidad y amistad social”, un testimonio de esperanza que el mundo entero ha podido ver, escuchar y comprender.