Munira sufrió una lesión cerebral grave al chocar su coche con un autobús, después de recoger a su hijo del colegio. En un acto reflejo, la madre envolvió con su propio cuerpo al niño de cuatro años, salvándole así la vida, y quedó en coma en un hospital de Emiratos Árabes, donde la dieron por desahuciada.

Omar, sin embargo, nunca perdió la esperanza. Además de visitarla a diario, recaudó fondos para someter a su madre a diversos tratamientos. “No quería que se rindieran, yo sabía que ella estaba viva”, relata ahora Omar Weibar, que ha pasado estos 27 años luchando por devolver a su madre a la vida.

En el hospital de la ciudad de Al Ain, en Emiratos Árabes Unidos, en la frontera con Omán, ya no podían hacer nada más. Desde allí consiguió que fuera trasladada a Londres, donde un prestigioso equipo médico dictaminó el “estado vegetativo” y aseguró que nunca más respondería a estímulos exteriores. “Lo más duro fue escuchar a médicos que me aconsejaban renunicar y desconectarla”, recuerda.

Durante estas casi tres décadas, sin embargo, la medicina ha hecho grandes avances y, finalmente, en la clínica alemana Schön le fue practicada una cirugía gracias a la que pudo despertar del coma.

Esto sucedió el año pasado y, tras meses de rehabilitación, Munira puede hoy comunicarse con normalidad y cumplir con las funciones vitales básicas. Permanece en silla de ruedas, pero incluso eso puede llegar a cambiar según el actual diagnóstico. “Si he decidido ahora hacer pública nuestra historia es para dar esperanza a muchas otras personas que puedan tener a un familiar en una situación de ese tipo”, dice Omar, emocionado al confesar que “la primera palabra que dijo cuando despertó fue mi nombre”.