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El último reducto en Mariúpol: así es la acería Azovstal, una fortaleza llena de refugios antiaéreos

Se trata de una planta metalúrgica de 11 kilómetros que sirve, al mismo tiempo, de resistencia al ejército ucraniano y de refugio a un grupo de civiles

El último reducto en Mariúpol: así es la acería Azovstal, una fortaleza llena de refugios antiaéreos

Madrid

Tiempo de lectura: 2'Actualizado 01:38

Mariúpol es el punto clave de las últimas horas en la guerra de Ucrania. Este jueves, Rusia ha anunciado que ha tomado el control de la ciudad, aunque una pequeña parte aún está en manos ucranianas. Se trata de la acería Azovstal, una planta metalúrgica de 11 kilómetros en la que resiste un grupo de militares y algunos civiles que se encuentran allí refugiados.

Putin ha ordenado este jueves detener el asalto a la acería, con el argumento de salvar la vida de los suyos, pero, al mismo tiempo, exigiendo el cierre de la zona "para que no pase ni una mosca, ni para dentro, ni para fuera", buscando aislar a los ucranianos que quedan en el interior. El grupo de civiles allí refugiados, entre los que predominan mujeres, niños y personas mayores, es de unas 1.000 personas, mientras que se estima que en Azovstal habría cerca de 500 militares de distintos batallones, algunos del controvertido Azov. La presencia de soldados de este batallón es otro de los motivos de Rusia para atacar la planta, ya que justifica su intención de destruirla con el objetivo de "desnazificación" de Ucrania, que ha expresado el Kremlin en varias ocasiones.

Una fortaleza de 11 kilómetros llena de búnkeres

La zona, que podría considerarse una pequeña ciudad, sirve como resistencia y refugio al mismo tiempo. Se ubica en la costa marítima y en su interior es un auténtico laberinto. Está repleto de pasillos, tuberías, salas escondidas y búnkeres. En definitiva, puede considerarse una fortaleza. Se trata de un enclave estratégico que puede funcionar muy bien como refugio, debido a su amplia extensión y la cantidad de edificios y pasillos con los que cuentan. En el hipotético caso de que los rusos entraran en la planta, no podrían encontrar a los ucranianos, aseguran los expertos.

Sin embargo, los ucranianos se han aislado en el completo y les está jugando una mala pasada, ya que Rusia lo está utilizando en su beneficio. Este miércoles se difundió un vídeo en el que un comandante de la marina aseguraba que no podrían resistir dentro mucho tiempo más, y que les podían quedar "días u horas". Las miles de personas que se encuentran en el interior de la acería han quedado incomunicadas por completo con la última orden de Putin y no están dispuestos a rendirse, mientras el Gobierno ucraniano ha exigido la apertura de un corredor humanitario para que puedan ser evacuados.

Azovstal fue construida pensando en posible ataques

La acería Azovstal empezó a funcionar en a principios de los años 30, pero pocos años más tarde tuvo que detener su actividad al ser atacada durante la Segunda Guerra Mundial. Las tropas nazis bombardearon la planta en 1941 en su avance hacia Moscú, miles de trabajadores huyeron de la zona y finalmente la acería quedó reducida a escombros.

En su reconstrucción, se tuvo en cuenta este hecho, por lo que se construyeron varios refugios antiaéreos dentro de Azovstal, que son los que se están utilizando a día de hoy. La planta cuenta con unos muros de gran consistencia y grosor, y no puede ser destruida por aire, por lo que los rusos han estado utilizando lo que se denomina 'bombas pesadas' para atacarla.

Antes del comienzo de la guerra, era una de las plantas metalúrgicas más grandes de Europa, produciendo varias toneladas tanto de hierro como de acero y productos acabados al año. Es propiedad del hombre más rico de Ucrania, el multimillonario Rinat Akhmetov y destaca por su capacidad para producir planchas para barcos, así como plataformas marinas o tuberías de gran diámetro para gasoductos.

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