El 15 de noviembre están convocadas por la oposición en La Habana y en otras ciudades de Cuba marchas pacíficas para pedir respeto a los derechos humanos, la liberación de los presos políticos y que se utilicen vías democráticas para encontrar una solución a la falta de libertades y el deterioro de la economía de la isla caribeña. Las autoridades cubanas han declarado “ilícitas” estas marchas, y aseguran que son “una provocación”. Michel Matos, del Movimiento San Isidro -que apoya los actos del 15N-, ha explicado a COPE que después de las protestas del 11 de julio “ha quedado mucho temor en la ciudadanía; no es la primera vez que se reprime severamente en Cuba, pero esta vez fue muy visible, y esto ha sido un cambio de escenario. Todo Cuba vio la metodología de represión del gobierno. Esto deja muy mal sabor, y deja miedo. Van a por tí”. Asegura que en julio la represión fue tan intensa, tan severa, que ha amedrentado a la ciudadanía”. Según este miembro del Movimiento San Isidro, “en Cuba hay una modalidad, que le llaman brigadas de respuesta rápida; se les dan bastones, palos, a personas civiles para que salgan a la calle a reprimir a aquellos que el gobierno señale. En este caso fueron las protestas, como ellos le llaman, los desafectos a la revolución, las personas críticas. Eran cubanos, gente del pueblo, no estaban uniformados, y golpeaban a gente con palos, iban en grupos grandes, apoyados por militares”.

“Estamos condenados a una economía paupérrima controlada por un Estado torpe, y lo que se le permite a los ciudadanos es cosmética”, asegura Michel Matos. Cuenta que el régimen “está haciendo movimientos cosméticos en el área económica. La permisividad para una serie de ventas, que antes no estaban permitidas y eran perseguidas. A esto le están llamando ventas de garaje, y consisten en que tú tengas un espacio, consigues una patente o licencia, pagas al Estado un impuesto y tienes derecho a tener ahí cosas no importadas, artesanales, que tú puedas producir”. A su juicio, “el gobierno cubano no quiere dar ningún paso concreto para estabilizar la situación social y política, y esto a medio plazo servirá como detonante para otra crisis, no sé si igual o más grave. Nada de esto va a solventar el problema de una economía que debe sostener a 11 millones de ciudadanos”.

Michel Matos afirma que “el pueblo de Cuba está -en general- muy disgustado; la mayoría de la gente con la que yo hablo quisiera un cambio”. Todavía hay más de 600 personas detenidas por participar en las protestas del 11 de julio -de las que se van a cumplir pronto cuatro meses-, según informa Cubalex, una ONG dedicada a la defensa de los derechos humanos en Cuba.