La Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de América protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas. Así, Estados Unidos es uno de los países con menores limitaciones para adquirir y portar armas de fuego. Pero, ¿por qué se da esta circunstancia?  Para entenderlo nos tenemos que remontar varios siglos atrás. Concretamente a los años posteriores a la Guerra de Independencia contra los ingleses, la llamada “Revolución”. En esta época se comenzó a elaborar la Constitución que se aprobó en 1789, y a ésta se añadió un texto anexo. Eran las enmiendas con una serie de derechos, entre ellos el derecho a portar armas

¿Por qué añadieron ese derecho? Varios motivos. El primero es la tradición desarrollada por los emigrantes europeos, los colonos, que llegaban a América con un rifle en la mano para defenderse de cualquier amenaza. Además, durante la Guerra de la Independencia se formaron las llamadas milicias que eran grupos de jóvenes armados que protegían sus pueblos y colonias contra el imperio ingles. Y una última explicación: después de la revolución, continuaba el miedo a que los ingleses pudieran volver. Por ello se cedió al pueblo la posibilidad de tener armas de una forma fácil.

Aunque sea ajeno a nosotros, forma parte de la libertad de los ciudadanos norteamericanos. Es un derecho, exactamente igual que el de la libertad de expresión. La situación es complicada, porque este derecho no está pensado para que alguien utilice un arma contra, por ejemplo, menores de edad, como ya ocurrió en una escuela de secundaria de Florida, el año pasado.

En este país, una media de 93 personas al día mueren por armas. Hay nueve armas por cada 10 ciudadanos. La posesión de armas en Estados Unidos ha sido siempre tema de debate social pero también político. Es, ya una lucha ideológica entre Demócratas que quieren regularlo, y los republicanos, con Donald Trump a la cabeza, que es apoyado cada vez que defiende la segunda enmienda. Trump es un fiel defensor de ella y no es para menos: la Asociación Nacional del Rifle, de la que Trump es miembro, y que además ha financiado su campaña con millones de dólares, tiene mucho poder, y mano para evitar todo aquello que perjudique su potente negocio.