Este domingo Brasil celebra la primera vuelta de sus elecciones presidenciales con un favorito claro en las encuestas por el que hace unos meses nadie daba un duro: Jair Bolsonaro. Con él, el populismo también ha alcanzado a la cuarta democracia más grande del mundo, en cuanto a población, y la octava economía del mundo. 

Bolsonaro es el candidato del Partido Social Liberal, un eufemismo tras el que se esconde un programa electoral escorado a la derecha extrema en lo que tiene que ver con políticas sociales y de seguridad, y que mantiene la incógnita en cuanto a las iniciativas económicas que implementaría de llegar al gobierno. Algo muy plausible, después de que las últimas encuestas indiquen una brecha de 14 puntos porcentuales con el socialista Fernando Haddad.

Jair Bolsonaro es un miltar en la reserva y diputado federal desde 1991. A nivel internacional, se le conoció después de que le apuñalaran en un acto de campaña en Minas Gerais, a principios del mes de septiembre.

En Brasil, Bolsonaro siempre ha sido una estridencia política que ha reunido una serie de frases machistas, racistas y homófobas como estas:

• "No te violo porque no te lo mereces". Se lo dijo a la diputada Maria do Rosário después de un discurso sobre las víctimas de la dictadura militar brasileña.

• "Yo no corro ese riesgo, mis hijos fueron muy bien educados". Es la respuesta que dio en una entrevista a la pregunta de si uno de sus hijos se emparejara con una persona negra.

• "El error de la dictadura fue torturar y no matar". Es un nostálgico del gobierno militar vigente en su país entre 1964 y 1985.

• "Las mujeres deben ganar menos porque se quedan embarazadas" y "tuve cuatro hijos varones, aflojé y tuve a una mujer", dos perlas machistas del favorito a ganar en Brasil.

¿Por qué Brasil le va a votar?

La nación sudamericana vive su particular crisis política y social. Después de 13 años de mandato del Partido de los Trabajadores, la izquierda ha visto como su tótem, Lula da Silva, ha sido condenado a 12 años de prisión por corrupción y lavado de dinero. Además, la Justicia le ha impedido presentarse. A la falta de ética política se une el aumento de los niveles de delincuencia: en agosto se registró el récord histórico de 175 homicidios por día.

Y es aquí donde Bolsonaro ha encontrado la grieta donde se agolpan sus seguidores. Ex capitán de artillería y nostálgico de la última dictadura militar, el candidato del PSL promete facilitar el acceso a las armas y dar a la policía mayor autoridad para matar. La agresión que sufrió y que fue televisada en todo el mundo solo sirvió para que su popularidad aumente, y para justificar sus promesas de mano dura contra la delincuencia. A todo esto se le suman declaraciones, como ya hemos visto, de tinte machista y racista en un país de mayoría negra.

Ello, unido al desencanto de la población con sus instituciones -una encuesta de Gallup decía que el 77% de los brasileños calificaba de corrupto al gobierno-, propicia que Bolsonaro sea el favorito para unas presidenciales cuyo primer asalto se celebra este domingo.