El anuncio de que el ex seleccionador de baloncesto Pepu Hernández será precandidato del Partido Socialista para el Ayuntamiento de Madrid es el último intento de golpe de efecto del secretario general, Pedro Sánchez, para tratar de evitar un, por otra parte, desplome de votos en la capital.

En España nos estamos acostumbrando a que el presidente del Gobierno cuente con personajes famosos de distinto ámbito: Màxim Huerta o Pedro Duque son dos ejemplos. Otros partidos, como el PP, son más de deportistas (como Ruth Beitia). ¿Es esto habitual en Europa? ¿Y en Estados Unidos?

En cuanto a la primera pregunta: no. Al menos los políticos de primera línea. Quizá lo más parecido a nuestro país sea Italia, donde tenemos el extravagante caso de la actriz porno Ilona Staller, Cicciolina, quien desde los 80 lleva participando en política, aunque con minoritario apoyo. Más recientemente encontramos el caso del cómico Beppe Grillo, que cofundó el Movimiento 5 Estrellas y lideró este partido hasta 2017.

Famosos y políticos, sobre todo en EE.UU.

Schwarzenegger o Reagan son dos clarísimos ejemplos de que la popularidad y la política son dos ámbitos cercanos en Estados Unidos. El primero fue gobernador republicano de California durante más de 7 años, desde noviembre de 2003 hasta enero de 2011.

El segundo fue todo un presidente de la primera potencia mundial en década de los 80, concretamente entre 1981 y 1989.

En otras latitudes son deportistas los que llegan lejos. En Brasil tenemos el caso de Romário, futbolista campeón del mundo en 1994, exjugador del Barcelona o del Valencia, y ahora senador por el Partido Socialista de su país.

En Liberia, otro gran as del balón, George Weah, Balón de Oro en 1995 y mejor futbolista africano de la historia, es el actual presidente del Gobierno de esta nación.