El Lancia Fulvia que vio crecer a varias generaciones de este pueblo del Véneto no será llevado al desguace. Dos apasionados de los autos de época se encargarán de su restauración y se exhibirá como pieza histórica en el patio del Instituto Técnico Ceretti de la misma ciudad donde estuvo aparcado sin moverse durante 47 años.

Angelo Fregolent, de 94 años, no recuerda exactamente cuándo fue la última vez en la que dio marcha atrás para hacer la maniobra de aparcamiento de su flamante Lancia Fulvia azul, que había comprado en 1962, ni el lugar al que se trasladó por última vez antes de dejarlo perfectamente aparcado en el mismo lugar durante los siguientes 47 años.

Los vecinos de Conegliano, una ciudad situada en la provincia de Treviso, en la región del Véneto, al norte de Italia, se acostumbraron a ver el coche de Mario aparcado junto al puesto de periódicos y revistas del que era propietario hasta su jubilación.

El destino de este turismo que se hizo muy popular a partir de su presentación en el salón del automóvil de Génova de 1963 cambió para siempre cuando su propietario decidió utilizarlo como almacén para recibir los nuevos pedidos de periódicos y revistas y guardar los sobrantes. Pasó el tiempo y el vehículo aguantó estoicamente las inclemencias del tiempo, viendo transcurrir la vida a su alrededor. Entró a formar parte del paisaje urbano y hasta se convirtió en referencia para muchos como punto de encuentro en la ciudad. Los niños lo tocaban para que le diera suerte en los exámenes. Todos sabían en qué punto de la ciudad se encontraba aparcado este auto, que lógicamente con el paso de los años se fue deteriorando.

Cuando Angelo Fregolent decidió cerrar el negocio de venta de prensa, el vehículo seguía ahí y el Ayuntamiento tuvo que tomar una decisión cuando cambiaron las normas viales en esa calle y ya no podía permanecer más tiempo aparcado en ese estacionamiento.

Fue entonces cuando se iniciaron las protestas vecinales. Algunos estaban a favor de retirarlo, porque consideran que suponía un peligro público y el estado de abandono en el que se encontraba ofrecía una desagradable sensación de dejadez en el paisaje urbano. Pero fueron muchos más los que pidieron al ayuntamiento que lo protegiera, puesto que se había convertido en un símbolo de la ciudad y consideraban que el desguace no era su destino.

Se presentaron distintos proyectos. Una de las propuestas era que se trasladara a una zona mejor de la ciudad y se colocara rodeado de flores y vegetación. Pero, finalmente dos emprendedores apasionados de los coches antiguos Giovanni Berton y Paolo Picco se ofrecieron a restaurar el automóvil. En estos días se ha exhibido en una exposición de coches retro que se inauguró en la ciudad de Padua el 21 de octubre y ahora, a su término quedará exhibido para siempre en el Instituto Técnico Ceretti en Conegliano, al que será donado como monumento.

Su propietario, Angelo Fregolent, nunca hubiera imaginado mejor destino para su utilitario.