Angela Merkel (Hamburgo, 1954) es, posiblemente, la líder europea más relevante del siglo XXI. Ha gobernado Alemania durante cuatro legislaturas, o lo que es lo mismo, durante 16 años; ha ganado todas las elecciones a las que se ha presentado; y su popularidad entre la sociedad alemana siempre ha rozado cotas nunca vistas en un político con una regularidad que jamás ha bajado del 50% de aceptación.

Ahora, en su adiós a la política tras las elecciones federales de Alemania del próximo 26 de septiembre, las más reñidas de las últimas décadas, su partido —Unión Demócrata Cristiana (CDU)— intentará dejar atrás esta etapa ‘Merkeliana’ con una transición que no se antoja nada sencilla. Unos comicios que serán históricos ya que por primera vez desde 1949 no se presenta un jefe de Gobierno en funciones.

Armin Laschet, el heredero natural de Merkel

Tras la última reunión del Bundestag de esta legislatura celebrada el pasado martes, la cuenta atrás ha comenzado para el candidato de la CDU, Armin Laschet.

“He visto a Armin Laschet durante todos estos años como una persona y un político para el que la ‘C’ (de cristiano) del nombre de nuestro partido no es una letra cualquiera, sino la brújula en todo lo que ha hecho”. Así de categórica defendía la todavía canciller alemana la candidatura de Laschet durante el primer gran acto de apertura de la campaña electoral.

Al conservador Armin Laschet le caracteriza su capacidad para reconciliar bandos, un dominio capital para poder escalar en un tablero político ampliamente polarizado en todo el continente. Pero antes de demostrar su capacidad de conciliación, este veterano político de 60 años tiene por delante una hercúlea tarea: convencer a la opinión pública de Alemania.

Voltear las encuestas: el primer objetivo antes del 26-S

Por el momento, su situación en las encuestas no es nada halagüeña. El Partido Socialdemócrata (SPD) del ministro de Finanzas y vicecanciller, Olaf Scholz, según un sondeo del instituto demoscópico Insa, se situaría con un 24 % de los votos. Una distancia de hasta tres puntos sería la que le separaría del bloque conservador formado por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana (CSU) bávara encabezada por Armin Laschet.

La rivalidad entre candidatos tampoco es favorable para Laschet ya que sólo un paupérrimo 10% de los alemanes depositarían la papeleta para investirlo como canciller, mientras que Baerbock en el 14 % de intención de voto directo.

Sus carcajadas mientras ocupaba un segundo plano tras el jefe del Estado, Frank-Walter Steinmeier, durante la visita a la zona asolada por las dramáticas inundaciones del pasado mes de julio en los estados de Renania del Norte-Westfalia y de Renania-Palatinado podrían finalmente pasarle factura en las urnas.

Armin ‘El Turco’ como apodo por sus políticas migratorias

Las políticas de la Unión Europea frente a las crisis migratorias se han constituido como uno de los problemas que más ampollas está levantando entre los socios comunitarios.

En este sentido, Armin Laschet, europeísta convencido, apoyó sin fisuras a la canciller Angela Merkel en su decisión de acoger a miles de migrantes provenientes de Siria y Afganistán en 2015.

Su convicción sobre los asuntos que giran en torno a los refugiados y los migrantes hizo que en el año 2005, cuando era ministro de la región de Renania del Norte-Westfalia, le impusieran el apodo de Armin ‘El Turco’ dentro de su propio partido. “La diversidad étnica no es una amenaza, sino un reto y una oportunidad”, llegó a declarar en el año 2009.

Entre tanto, cristianodemócratas y socialcristianos bávaros creen en la victoria. Un reto que la coalición ha decidido flanquear con un bloque en el que han unido a sus mejores hombres y mujeres con los que llegar a abarcar el amplio espectro político que encierra la CDU y la CSU. Desde el ala cristiana y social, a la liberal y más conservadora. Todo, bajo la candidatura del heredero natural de Merkel: Armin Laschet.