Un año después de las protestas: "Cuba despertó"

Más de 700 personas todavía permanecen en cárceles cubanas por salir a manifestarse

00:00

Un año después de las protestas: "Cuba despertó"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

11 min lectura

Cuba, julio de 2021, el calor asfixia a la comunidad que se mantiene entre las sombras por los continuos cortes de luz de la administración. La isla, que se mantenía económicamente gracias al turismo, viene de dos años de pandemia que hacen que el flujo de viajeros y turistas disminuya notablemente. La crisis sanitaria también golpea a la isla por la Covid-19. Con todo este clima, el pueblo no puede aguantar más y sale a la calle a manifestarse contra el régimen y su mala gestión que ha dejado a su país en una crisis en todos los ámbitos. El presidente Miguel Díaz Canel llama a que sus seguidores salgan a la calle para contrarrestar las marchas. Durante esa semana, la represión de la policía se hace notar, y durante esos días se suceden las detenciones de manifestantes por todo el país.

Son las manifestaciones más grandes de la historia del país. Algunos las comparan con las del Maleconazo, que se vivieron en el país en agosto del 1994, cuando miles de personas salieron por las calles de al rededor del Malecón de la Habana donde los manifestantes expresaron su deseo de libertad y frustración con el gobierno.

Según un informe de Cubalex y Justicia 11J, tras las protestas de hace un año se encarcelaron a 1.484 personas, de las cuales 701 todavía permanecen en prisión. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) documentó en ese mes 1.745 acciones represivas, de las que 1.103 fueron algún tipo de detención arbitraria, 642 fueron otros abusos como sitios e viviendas, agresiones, hostigamientos, citaciones y multas.

Hemos podido hablar con tres madres que tienen a sus hijos en prisión. Actualmente todavía siguen cumpliendo condena en distintas cárceles cubanas, por haber participado en las manifestaciones del año pasado.

00:00
Un año después de las protestas: Cuba despertó

-

Caso Nadir y Jorge Martín Perdomo

Marta Perdomo es una costurera de San José, Cuba, madre de Nadir de 38 años, y Jorge, de 39. Nadir, licenciado en lengua inglesa y francesa, y Jorge licenciado en matemáticas de la computación fueron encarcelados el pasado 17 de julio por haber salido a manifestarse el 11 de julio en su localidad. A los hermanos se les ha impuesto una condena de 6 y 8 años, por desórdenes públicos, atentado y desacato.

Ese 17 de julio llegó una carta a su casa del jefe de policía que pedía verles a los dos en comisaría. Ambos acudieron y jamás volvieron. Se llevaron a sus hijos a la prisión de Quivicán, a Jorge lo metieron en una celda de aislamiento durante 14 días, donde se alimentaba únicamente a "pepinos de agua que le daba un muchacho de vez en cuando" nos cuenta su madre. Añade que fue gracias a ese chico que su hijo sigue con vida. A Nadir le dieron una paliza mientras pusieron a su hermano al lado para que viese y escuchase todo sin poder hacer nada. Marta tarda en enterarse de todo esto: "Nosotros no sabíamos nada de eso. Escuchamos su voz por primera vez a los 62 días".

Pasados los días separan a los hermanos, y se llevan a Nadir a la prisión de Melena, allí lo metieron en un destacamento, donde todos bebían de un mismo vaso de agua, allí se contagió de Covid y enfermó de gravedad.

En el juicio, Marta junto con sus abogados mostraron pruebas de la inocencia de sus hijos, pero no sirvió de nada, se mantuvieron las condenas. "No hay justicia en mi país" decía Marta. "Me di cuenta de la realidad que se vive en este país, de la dictadura que hay en este país" reflexionaba Marta al darse cuenta del resultado del juicio.

A pesar de todo el sufrimiento, ella se muestra agradecida en torno a la idea de libertad de sus hijos: "Ese día mis hijos dijeron que fueron libres". Y en cuanto a la repercusión que tuvieron estas protestas en su país, mandó un mensaje claro, "Cuba despertó. En este año todo ha cambiado", además de añadir que la gente ya no tiene miedo a hablar y pedir lo que quiere y necesita.

Un año después de las protestas: Cuba despertó

Caso Roberto Pérez Fonseca

Liset Fonseca también tiene un hijo encarcelado Roberto, de 39 años, lo arrestaron el día 16 de julio del año pasado. El día que lo arrestaron estaba en su casa, la policía apareció en su casa buscando a su hijo. Le dijeron a su madre que solo querían hablar con su hijo para hacer una entrevista. Al bajar la escalera ya le pusieron las esposas. Había policías de civil y de uniforme. El jefe que llegó “comandando la expedición”, es el mismo que en el día de la manifestación mantuvo unas palabras con Roberto. Ese día vio cómo ese policía metía a golpes a un muchacho en el coche, Roberto le pidió que parara, y le llamó esbirro. Liset vio todo y comenzó a grabar, pero los policías le obligaron a parar. La seguridad del estado cita a Liset, allí le requisan el teléfono y le borran todos los vídeos.

A Roberto le condenaron a 10 años de cárcel en la prisión de Melena. El principal argumento que utilizaron para acusarle fue que el día de las manifestaciones, su hijo cogió una foto de Fidel Castro y la rompió. Allí mismo la policía le dijo que eso le traería consecuencias. El único que acusa a su hijo es el mismo policía de antes, al que Roberto había llamado esbirro. Le acusó también de tirar piedras, de ser uno de los líderes del movimiento y de incitación a delinquir.

Al principio no tenían visita, antes estaba en Quivicán. Antes de la acusación podía ver a su hijo una vez cada 15 días, y después de la sentencia pasó a una vez al mes. Su esposa fue a verlo hace unos días pero ahora tiene suspendidas las visitas hasta nuevo aviso, y dicen desde la penitenciaría que es debido a una indisciplina.

La comida en la cárcel es poca y muy mala, él en forma de protesta solo come lo que su madre le lleva, había iniciado una huelga de hambre. Su madre le pudo ver por primera vez a los dos meses y medio. Su abogada sí pudo verlo, y le convenció de que dejase la huelga de hambre.

Se celebró un juicio para revisar la condena. Dijeron que Roberto era una persona antisocial, con mala conducta y mala actitud. "El policía que declaró se inventó un cuento...se llevaron tres testigos para declarar a favor de mi hijo, y esos testigos nunca aparecieron en el expediente". Llegó con cinco testigos, el juzgado solo le permitió llevar uno. Al final llevaron dos, y a una de las testigos la desprestigiaron diciendo era amiga de la madre. Se fue a apelación con testigos y pruebas nuevas pero nada. No deliberaron más de cinco minutos, la abogada les dijo que estaba todo “preparado”. Le mantuvieron la condena. "Hicieron el juicio para que así los acusados no pudiesen decir que no les dejaron apelar el recurso" en palabras de la madre.

En cuanto a las protestas y manifestaciones, Liset cuenta que los jóvenes que salieron a estaban eufóricos, muy contentos “como si sacasen algo que llevaban dentro que no podían hablar”.

Dice que Cuba va a peor, mucha represión, también a los familiares. Pinchan los teléfonos o tiran el internet. A Liset le han prohibido salir del país, y no le han dicho el por qué.

“Está como una olla de presión”. Todo el mundo espera que pase algo, el descontento es muy grande.

Un año después de las protestas: Cuba despertó

Caso Ángel Jesús Veliz Marcano

Ailex Marcano es la madre de otro joven encarcelado en Cuba en las protestas del 11J. Ángel Jesús Veliz Marcano, de 27 años y graduado en educación física, todavía cumple condena en una cárcel cubana por salir a manifestarse el pasado julio.

Lo detuvieron el 18 de julio, “esa detención fue totalmente arbitraria” dice la madre, que comentaba que su hijo ese día estaba durmiendo en casa de su novia. Un día antes, en casa de Ailex, se presentaron dos miembros de la policía buscando a su hijo. Le dijeron que necesitaban que Ángel Jesús firmase una carta de advertencia en la estación de la policía. Su hijo no estaba, cuando volvió se acercaron los dos al centro, hicieron los papeles, y volvieron a casa sanos y salvos.

A la mañana siguiente, llama a Ailex el director del Instituto Nacional Del Deporte (INDER) que era el lugar donde ella había trabajado durante veinte años como psicóloga deportiva. Le llaman pidiendo que se acerque hasta el centro del INDER, un domingo, lo que le pareció raro a Ailex. Aun así, dijo que sí, y el director del centro salió a buscarla en su coche. Mientras, la madre, pidió a su hijo que volviese a casa, ya que su abuelo, el padre de Ailex, sufre de lesiones por infartos cerebrales, y precisa de vigilancia las veinticuatro horas. Todo esto se lo cuenta a su hijo, al cual también le parece raro que se sucedan estos hechos un domingo y además un día después de acudir al centro policial.

Cuando llega el director a su casa, llegan a la vez tres oficiales de la policía pidiendo que su hijo los acompañe a comisaría. Ailex trata de pedirle al director quedarse en casa con su hijo para solucionar el problema. En ese momento se da cuenta que dentro del coche del director había una mujer, que más tarde se presenta como oficial de la seguridad del estado. Los policías que se quedan en casa de Ailex le dicen que se puede ir, que no hay problema, y que cuando vuelva, acompañe a su hijo a la estación policial. Ailex se decide por acompañar al director, que arranca la marcha del vehículo. De camino al centro, paran a recoger a las instalaciones del instituto, paran a recoger a un capitán de la seguridad del estado. Cuando llegan al INDER Ailex dice textualmente: “Sufro de un acoso casi insoportable porque me sentí agredida verbalmente y ofendida”. En su testimonio Ailex cuenta como ese capitán comienza a decir cosas sobre su hijo que no tenían nada que ver con la realidad. Ailex se sintió muy atacada y respondió de manera vehemente. La oficial que estaba en el coche le dijo entonces a Ailex que su hijo estaba siendo detenido, cosa que destrozó a la mujer.

Llegó a casa y vio que su padre estaba solo, la policía se había llevado a su hijo y su padre quedó desatendido. Los vecinos trataron de ayudarla, ya que estaba muy apenada. Un policía que todavía quedaba por la zona sintió pena por la mujer y trató de ayudar. Buscó el nombre de su hijo en el buscador policial y apareció como detenido en el centro de la UPO, Ailex pregunta qué facción de la policía es esa y le dicen que es la Unidad de Investigación Criminal. Va a ver a su hijo en ese momento, pero los policías que lo custodian avisan a la mujer de que su hijo va a ser detenido, y va a precisar que le traiga sus cosas de primera necesidad. A los seis días vuelve a ver a su hijo, pero ya no parece el mismo, “mi hijo estaba completamente deteriorado, físicamente y mentalmente, se notaba su estrés, muy pálido, no hablaba, pero estaba muy nervioso”.

Ángel Jesús estuvo quince días en dependencias policiales, y su madre comenzó a preparar la defensa para el juicio. Para ello contrató a una abogada, pero la policía no permitió que esta se entrevistase con su cliente para preparar el caso. “Después pudimos comprobar que tenían el objetivo de grabar la visita con mi hijo”. El 2 de agosto, bajo los cargos de desorden público, fue trasladado a un centro de máxima seguridad, donde compartirá celdas con reclusos de altas condenas por asesinatos y asesinatos múltiples. Ese expediente pasa a la fiscalía, y le atribuyen el cargo de atentado. En el juicio va con los cargos de desorden público y atentado. Todos los testigos van por parte de la fiscalía, y ninguno pudo probar nada para demostrar que su hijo hubiese cometido desorden público ni un atentado. Su hijo dijo que sí que había participado en las manifestaciones, pero de manera pacífica. Ya en el juicio de apelación el 8 de abril, se confirma la pena de 6 años de privación de libertad, y de nuevo, no presentan ninguna prueba en contra de su hijo.

La situación del país a raíz de estas protestas según Ailex, se ha agudizado en todos los aspectos, el descontento es general por parte del pueblo, y la represión de la policía y los cuerpos de seguridad hace que la situación sea insostenible. Las familias de las personas encarceladas por las manifestaciones están vigilados, los censuran en redes sociales, les cortan el servicio de teléfono, y como a esta mujer, a algunos los secuestran para comenzar la tortura psicológica, y en algunos casos física.

Tampoco se ha dejado al presidente Díaz Canel, aunque ella afirma que “eso no es digno de llamarlo presidente, dio la orden de que todos se enfrentaran”. En esta olla a presión que es Cuba, parece que solo hace falta que una chispa encienda el fuego que se lleva acumulando desde hace mucho tiempo, aunque particularmente, este último año.

Un año después de las protestas: Cuba despertó

Programas

Último boletín

18:00 H | 8 OCT 2025 | BOLETÍN

Boletines COPE
Tracking