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La debacle noquea al PSOE que se resigna ante Sánchez

El argumentario oficial reescrito desde Ferraz atribuye el éxito de Moreno Bonilla al viento a favor de todos los gobiernos autonómicos

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Ricardo Rodríguez
@rrodriguezmaeso

Jefe de Política

Madrid

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 04:20

La “resignación” se ha apoderado del PSOE. La opción de triunfo jamás fue contemplada este 19-J. La esperanza siempre fue salvar los muebles. Psicológicamente, desde Ferraz fijaron aguantar el millón de votos, han quedado realmente lejos, e interiorizaron que quedar por debajo del escaño número 30 sería “mortal”. Lo vivido fue una debacle cruenta que trataron de dulcificar. Justo esos 30 escaños, 3 menos que con Susana Díaz en 2018, y según la cúpula socialista, la “recuperación” llegará en 2023. También en Andalucía, antes feudo histórico.

La inequívoca voluntad expresada en las urnas por los andaluces, otorgando mayoría absoluta a Juan Manuel Moreno Bonilla, ciega todo atisbo de oxígeno. Ninguno. Tampoco la posibilidad de tirar de la “alerta antifascista”, de un pacto PP-Vox, como preciado consuelo que servir a sus bases. El argumentario oficial reescrito desde Ferraz atribuye el éxito de Moreno Bonilla al viento a favor de todos los gobiernos autonómicos, su consolidación, tras hacer frente a la pandemia y ello gracias a los recursos recibidos desde el Gobierno de Pedro Sánchez. Situados ante un desplome, otro más, altos cargos apuntan a la habilidad de Moreno Bonilla para certificar su condición de singular fenómeno político. “Juanma heredó la vajilla de la abuela y ha llegado, tres años y medio después, sin romper un solo plato”, abundan de manera expeditiva.

Pero “La desmoralización es brutal” en todas las esquinas del partido, admite a COPE un dirigente territorial. El temor a que el conjunto de la organización “entre en pánico” ante la barrida del PP, hay quienes la acuñan de “masacre”, viene intentado ser combatido por Ferraz, que ha abjurado de la idea de un cambio de ciclo en toda España. El nerviosismo en el socialismo, al que el grueso de los barones prometió poner sordina hasta que pasen las municipales y autonómicas de 2023, va a ser cuanto menos difícil de contener. “No hay peor ciego que el que no quiere ver”, avisan varias voces echando mano de refranero.

En el PSOE muchos opinan y desmontan móvil en mano los argumentarios oficiales. Existen quienes, sin dejar de empuñar la condición de sanchistas, se ven “en un punto de no retorno” y exponen su depresión. “Todo lo que ganamos en el BOE para llegar a la gente, lo perdemos cuando se acercan a una gasolinera o hacen la compra”. Habla un cuadro del partido. Y su opinión es compartida por otros, que se dicen cautos. El clima se antoja, cuesta arriba, las certidumbres de desvanecen y sin visos de una pronta solución. El propio equipo del Presidente ha llegado a las elecciones con el susto pegado en el cuerpo por sus trackings y hasta los incontables apuros para conseguir la implicación de sus alcaldes en la carrera.

Y, sin embargo, todos se saben en manos del Presidente. ¿Qué consecuencias va a extraer él ante la hemorragia electoral? Pedro Sánchez ha convocado este lunes a su Ejecutiva Federal. La puerta cerrada en ningún caso favorece un debate a pecho descubierto ya que, como admiten sus miembros, tienen autoimpuesto el límite de desagradar al jefe. Y ello aunque los daños en la antaño federación más poderosa ponga en apuros al mismo Sánchez. Los socialistas desconocen a dónde les conduce su líder. Salvo sorpresas, la intención es mantener el rumbo. La Moncloa sostiene que el “efecto Feijóo” será pasajero y todo irá mejor en cuanto la calle palpe los signos de la recuperación económica y la tendencia de creación de empleo se mantenga.

Será clave, defienden, el comportamiento del mercado laboral el próximo otoño. Haciendo caso omiso a los amenazantes indicadores para la causa socialista. La consigna es pasar página y esperar el ciclo de buenas noticias. Sánchez no va a dar muestras de amilanarse y exige decisión, fortaleza y pedagogía. “Necesitamos sacar la artillería pesada”, resume su entorno y reforzar la comunicación. “Explicar lo hecho porque no está llegando”. Y, por supuesto, Juan Espadas se queda para renovar el PSOE-A. Los liderazgos se asientan, según la máxima del Presidente. Pero, sobre todo, debe evitar que la crisis sea más profunda en una federación definida por Ferraz como “jodida” donde “entregan el cuchillo con el carné de afiliado”. "El PP ha ganado ya todo lo que tenía por ganar", en boca de un ministro. Por cierto, La Moncloa ya baraja un puñado de “cortinas de humo” para tratar de recuperar la iniciativa y tirar hacia delante.

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