En el Hospital Puerta del Mar de Cádiz, los niños echan de menos a Spiderman. Hace ya más de un mes que no reciben visitas del hombre-araña. Pero Spiderman no se ha ido de vacaciones ni está de baja médica, sino que el centro hospitalario le ha impedido el acceso. Manuel Márquez, el camarero que se esconde bajo la máscara del superhéroe, ha denunciado esta miércoles en 'Mediodía COPE' esta situación. Después de diez años sacando una sonrisa a los hospitalizados en el área de pediatría, una nueva norma no le permite seguir desempeñando esta altruista labor. 

La dirección del hospital asegura que ha tomado esta decisión para garantizar la protección de los menores. Manuel lo entiende, pero cree que hay que buscar una solución. "Uno de mis deseos para 2018 es llegar a un acuerdo. Me han dicho que tengo que crear una asociación o unirme a una para poder seguir visitando a los niños. Pero yo soy camarero y los horarios en hostelería, son los que son. Yo no puedo tener un horario concreto, esto lo hago en mis huecos libres". 

Hace unos días conocíamos el caso de Eduardo 'Balboa', el 'Spiderman' que ayudaba también a niños con cáncer. Este Policía Nacional era el primer "héroe anónimo" premiado por el programa despertador de Cadena 100, "Buenos días Javi y Mar", por su solidaridad y generosidad.

Esta vez es el turno de Manuel, que expone como solución que los padres de los niños puedan comunicarse con él sin problema a través del hospital o que relajen la norma que le impide entrar. "Las leyes están bien, pero a veces choca que sean tan rígidas", defiende. 

Lo cierto es que Manuel ha sumado muchas historias bonitas durante sus diez años de labor solidaria y cree que la risa es una buena medicina para los niños hospitalizados. "Me acuerdo hace poco de un niño de Sevilla que estaba en el hospital después de vivir una situación muy dura. Estaba solo, sin familia, deprimido. Y después de dar un paseo con él me dijo 'Spiderman, me has cambiado el día'. No sabes la felicidad que da escuchar esas palabras", relata el hombre-araña gaditano. 

Manuel no sólo ha invertido mucho tiempo, sino también dinero en sacar una sonrisa a los pequeños. "El traje que yo empecé llevando era de carnaval. Pero como mido más de 1,90, me quedaba pequeño. Los niños decían cuando me veía 'mamá, se le ve la muñeca. Es un disfraz'. Así que un amigo me encargó uno que se hacía en Londres y mi novia me ayudó a pagarlo. 900 euros en total", asegura. 

Ahora, solo espera que haya una solución para seguir dando uso a ese traje que tanta felicidad lleva a los niños cuando se lo ven puesto. "Yo solo busco que al niño se le encienda una luz en los ojos"