Al Partido Popular le escandaliza, pero no le extraña, que Pedro Sánchez esté dispuesto a viajar a Barcelona para reunirse con Torra y a ofrecerle, de entrada como muestra de buena voluntad, una modificación del Código Penal para rebajar las penas por el delito de sedición. El Presidente del Gobierno adelantó ayer en RTVE que había que adecuar nuestra legislación a la época en la que nos ha tocado vivir. Y esto supondrá, ni más ni menos - dicen los populares - aplicar un indulto por la puerta de atrás. Porque si se rebaja la pena, se aplicará esa reducción con retroactividad a los políticos presos.

Y eso que en el debate electoral del pasado mes de noviembre, el entonces candidato socialista se mostró partidario de todo lo contrario. Sánchez propuso endurecer el Código Penal para recoger, por ejemplo, el delito de convocatoria de referéndum ilegal. Pero una vez más - recuerdan desde Génova - Sánchez ha demostrado lo que vale su palabra.

Teodoro García Egea ha acusado al Gobierno de estar pagando el precio de su investidura a los independentistas y ha asegurado que, lo único que le tiene que presentar Sánchez a Torra es la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que le inhabilita.

Mención aparte merece también el preacuerdo al que el PSN y Bildu han llegado en Navarra. El Gobierno central se ha apresurado a comparar este pacto con los que en su día alcanzó Javier Maroto con los abertzales cuando era alcalde de Vitoria, pero el ahora portavoz del Senado ya ha salido a la palestra para dejar claro que él nunca pactó con ellos.

Para el PP, Sánchez no ha hecho más que empezar a cumplir el guion que le han escrito sus estrategas para permanecer en el poder el mayor tiempo posible. Y mientras lo hace, distrae a la opinión pública con polémicas como la del pin parental, o anunciando una subida de sueldo a los funcionarios que, recuerdan, ya había acordado Rajoy con ellos en marzo de 2018. Y esto no ha hecho más que empezar, advierten.