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Sánchez busca blindarse ante el desgaste de ERC

Ferraz vende su entrega al líder: “Si sobrevivió con 84 diputados, lo hará con 120”

Sánchez busca blindarse ante el desgaste de ERC

 

Ricardo Rodríguez
@rrodriguezmaeso

Jefe de Política

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 16 dic 2019

A la espera de acontecimientos, del tránsito de “no” a la “abstención” de ERC, la escenificación está servida. Las reuniones de Pedro Sánchez con Pablo Casado (PP) e Inés Arrimadas (CS) por separado de este lunes llegan despojadas del objetivo de desencallar la investidura. El trance viene encaminado a culpar a terceros de su falta de ayuda para alfombrar su camino. Más allá de tácticas detrás de la faena presidencial, Sánchez tendría fresco el recuerdo del 10-N. “El “boss” se vio frente a un claro dilema – según reivindicación de parte de colaboradores - cuando en la noche electoral, con las papeletas por recontar, Teodoro García Egea exigió su dimisión”.

Las cartas, en cualquier caso, están echadas. Una vez ha resultado propuesto por Felipe VI para someterse a la confianza de las Cortes, Pedro Sánchez recorre la senda preestablecida que desemboque en su reelección. El calendario se mantiene a expensas del aval de ERC y cercanos al Presidente, según viene constatando la Cadena COPE, fantasean con amarrar todos los extremos en puertas de Nochebuena, para permitir a Meritxell Batet convocar en tiempo de descuento una Sesión Plenaria en las Cortes que permita a Sánchez pasar el fin de año en plenitud de funciones. La negociación de los socialistas con los secesionistas pasa por afrontar el llamado “conflicto político” en pie de igualdad con la Generalitat de Cataluña.

En mente, la plantilla de la Cumbre de Pedralbes. Con vuelta de tuerca incluida. Entonces, también quedó plasmada negro sobre blanco la supresión de una referencia expresa a la Carta Magna en aras de la seguridad jurídica. Esa misma retórica ya ha sido adoptada por Sánchez como un guiño más a Oriol Junqueras.

La entente, evidentemente, conlleva un desgaste. Y por eso ahora en La Moncloa y en Ferraz barajan fórmulas de defensa. Entre ellas, tras la investidura, revestir esa futura “mesa de diálogo” con una petición de respaldo del Congreso de los Diputados. El Presidente legitimaría sus pasos, según sostiene su entorno, guardaría su espalda con un aval parlamentario, al tiempo que dejaría al PP anclado en el “España se rompe”.

Colaboradores del Presidente prefieren contemplar el escenario como una oportunidad para encarrilar a medio y largo plazo la crisis en Cataluña. No obstante, asumen que el panorama viene cargado de alto riesgo, plagado de dificultades. “El proceso requiere un esfuerzo extra de acción política en un contexto complejo”, reconocen en el entorno de Sánchez. Para ello, por ejemplo, debía levantarse el veto a Quim Torra impuesto con aspavientos ante la falta de condena de la violencia desplegada en la comunidad autónoma al calor del fallo del procés. El estado mayor del jefe del Ejecutivo descontó, al menos desde finales de noviembre, el requisito de sumar al hostil Torra a la ecuación para disipar el desasosiego de los de Junqueras deseosos de sacudirse ante su parroquia el sambenito de botiflers.

Era sólo cuestión de armar el “decorado” a Sánchez, aunque fuesen débiles sus cimientos. Le hacía falta, por tanto, celebrar la ronda con todos los mandatarios autonómicos, arranca este martes, para enmascarar esa vuelta a la interlocución con el “Molt Honorable”. Lo de menos resulta ser el desprecio del catalán al gesto y el enredo por recibir un trato preferente. 

Ante sus desdenes, en La Moncloa se encogían de hombros – la pretensión era contentar a ERC - pero apelaban al “sentido común” e “institucional” del resto de líderes regionales, además de defender que nunca puede carecer de valor una conversación con el Presidente que, tirando de argumentario oficial, busca “implicar a todos en la gobernabilidad del país”.

Anda moviéndose Sánchez en el fiel de la balanza. Ahí encaja el susto de un puñado de barones ante el “Pacto de la Vaselina”, el apareamiento de sus siglas con declarados antiespañoles. La ausencia de citas con las urnas a la vuelta de la esquina, a excepción de Galicia y del País Vasco, debería condenar a perderse en la polvareda la alarma del castellano-manchego Emiliano García- Page, visto en la calle Ferraz en un intento de suplir a la desactivada andaluza Susana Díaz en el papel de “Pepito Grillo”.

Manufactura verbal, aducen, y poco más. Como es público y notorio, el PSOE es más de Sánchez que nunca, sin ningún debate sobre el liderazgo, ni contestación interna, reducidos a la melancolía los dispersos críticos. El Presidente aspira a atornillarse al sillón. “Si sobrevivió con 84 diputados, lo hará con 120”, repiten sus fieles. Las loas ganan siempre por goleada cuando el Poder va amarrado al envite.

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