Dos años de cárcel es la pena la que se enfrentan los autores de los insultos racistas a Vinicius en Mestalla. Dos individuos fueron identificados por el propio club y expulsados de por vida del campo.

Estos dos aficionados están en el punto de mira, uno fue expulsado del campo después del que el propio Vinbicius se le encarara acusándole de haberle llamado mono y hecho gestos propios de los simios. Otro consiguió zafarse al ver que los agentes se le acercaban.

Veinte minutos tardó la policía en confirmar desde la Unidad de Coordinación Operativa que la acusación del jugador brasileño era cierta.

El coordinador de seguridad, un inspector jefe de policía, supervisó las imágenes grabadas de esa zona de la grada con ayuda de editores de imagen y zooms especiales. Agentes de las Unidades de Intervención Policial subieron a la grada.

Más implicados

La policía tiene la seguridad de dar pronto con el segundo agresor y se revisan más imágenes por si hay más implicados.

En esta ocasión hay una víctima clara y unos presuntos autores con nombres y apellidos, otras veces no fue así. Eso podría facilitar el trabajo judicial, explican a COPE fuentes de la Fiscalía.

También se podrá instar a la Oficina Nacional del Deporte a que se abra un expediente a través de la Comisión Antiviolencia por si procede algún tipo de sanción con arreglo a la Ley del Deporte. Medidas a veces, explican fuentes a COPE, más efectivas que el propio Código Penal.

En este sentido Juanma Castaño entrevistaba este lunes a Susana Gisbert, Fiscal delegada de Delitos de Odio de la Fiscalía Provincial de Valencia, que ha abierto diligencias por lo sucedido este domingo en Mestalla quien en El Partidazo de COPE, explicaba que "se pedirán los medios que hay en las grabaciones para ver si hay algún autor y si es responsable de delito de odio”.

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La Fiscal habló de la pena que le puede caer a los autores de los gritos racistas: “La pena máxima puede tener hasta de cuatro años de prisión, pero no es lo normal, tendrían que haber agravantes. Puede ser desde una multa a la pena de cuatro años”.

Gisbert ha insistido en que "el fútbol es un deporte de masas, con una difusión enorme, en el que no se pueden tolerar las conductas racistas".

El árbitro Ricardo de Burgos Bengoetxea recogió en el acta del partido entre Real Madrid y Valencia de Mestalla que "un espectador" gritó al brasileño Vinícius Junior "mono, mono" y que por ello activó el protocolo de racismo, avisando al delegado de campo para que hiciesen el correspondiente aviso por megafonía.

El encuentro estuvo detenido cerca de ocho minutos hasta que dicho anuncio se emitió por la megafonía del estadio.