Un gobierno de concentración o "el gobierno del muro", como pregonó con este último término durante el debate de investidura el propio Pedro Sánchez. 22 ministros que van a prometer el cargo este martes en el Palacio de la Zarzuela. Luego tendrá el lugar el tradicional traspaso de carteras. Salen nueve ministros y se estrenan otros tantos, Todo ello organizado sobre una tejida red de meritocracia socialista, pensando en una legislatura de alto voltaje, marcada por la amnistía, y sin tregua desde la oposición que desgrana Ricardo Rodríguez.

Máxima confrontación con el PP

Pedro Sánchez refuerza a su núcleo duro en un Gobierno continuista para lidiar con una Legislatura de máxima confrontación con el PP. Y sin perspectiva de freno y marcha atrás. El ascenso de María Jesús Montero como vicepresidenta cuarta y de Félix Bolaños al sumar Presidencia a relaciones con las Cortes y Justicia "ejercerá de enlace entre los tres poderes", sostienen benevolentes desde el PSOE. El biministro, muñidor de la letra de la amnistía, afronta una judicatura en pie de guerra ante las pruebas de estrés por delante.

Asume una función cardinal Pilar Alegría, que salta de la portavocía de Ferraz a La Moncloa. A ellos se une Óscar Puente al frente de Transportes, "una cartera territorial para un perfil combativo", según razona el entorno presidencial. La continuidad queda apuntalada con los llamados "Ministros de Estado", en el intento de transmitir estabilidad. El camino arranca ahora. Los nuevos titulares toman posesión este martes y el miércoles se reúne el primer Consejo de Ministros.

Un Gobierno continuista

Saben en La Moncloa que desde el primer día va a haber chaparrón. La Ley de Amnistía trae una borrasca que afectará al mapa político toda la legislatura. Ambiente con temperaturas altas y, a la vez, tormenta política. La tapada, la gran sorpresa, fue Ana Redondo, profesora de Derecho Constitucional y concejal socialista en el Ayuntamiento de Valladolid, que es la nueva ministra de Igualdad, que ahora pilota el PSOE. El presidente del Ejecutivo ha confeccionado un equipo pensando en una legislatura tensa, de confrontación con el PP.

Pero al Gobierno le queda aún algún remate. La salida de Nadia Calviño para presidir el Banco Europeo de Inversiones en las próximas semanas o meses y la posibilidad de aupar a Teresa Ribera como comisaria europea. Con la marcha de la vicepresidenta económica a Luxemburgo, que en La Moncloa dan por segura, la ministra de Transición Ecológica, un pilar fundamental en la actualización del discurso socialista en la etapa de Sánchez, se convierte en la candidata más firme de España para ocupar un puesto en la Comisión. El baile no ha acabado.