Pedro Sánchez encara el más difícil todavía para encarrilar los Presupuestos tras la agonía de los decretos. La Moncloa confía en el éxito de su empresa, pero, tras el revuelo por las concesiones a Junts, el resto de potenciales socios augura una dura negociación y exige el “qué hay de lo mío”, mientras el PP convertirá el Senado en una encerrona a las futuras cuentas del Estado.

La gran batalla de Pedro Sánchez son los presupuestos. De su aprobación pretendida en abril dependerá que el presidente obtenga oxígeno en este incierto mandato para, al menos, un año. El malestar de los socios ante las nuevas concesiones a Junts hace presagiar una dura negociación.

"La caldera no puede estar en permanente ebullición"

Desde Esquerra al PNV, pasando por Podemos o Coalición Canaria, calientan ya la baza de la presión. De hecho, los nacionalistas vascos refuerzan su posición de salida bajo la amenaza de hacer descarrilar próximos proyectos del gobierno ante esta evidencia, los socialistas se venden capaces de acordar con todos ellos.

"La caldera no puede estar en permanente ebullición", exponen a COPE en el PSOE, pero los avisos de los costaleros van a multiplicarse desmontando, definitivamente y en tiempo récord, que sus acuerdos de investidura eran además de legislatura. Así lo difundió el Ejecutivo. A ese baño de realidad hay que añadir la capacidad del PP de obstaculizar en el Senado las cuentas.