La hostelería gallega ha dicho basta. A pesar de que el cierre patronal propuesto para los establecimientos hosteleros de Galicia mantiene dividido al sector, todos los implicados coinciden en que “hay motivos de sobra” para secundar el paroante la subida de los costes energéticos y de materias primas. A las malas condiciones del sector por las restricciones de la pandemia se suma ahora el alza de los precios de la energía, los combustibles y las materias primas, como la harina o el aceite, lo que lleva a muchos negocios al borde de “la quiebra”.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios de las actividades de restauración volvieron a intensificar el crecimiento en febrero, tanto en su tasa mensual, como en la interanual. En concreto, aumentaron un 3,2 % respecto al mismo mes del año anterior, seis décimas más que la tasa interanual de enero, y un 0,7 % respecto al mes de enero.

Estos aumentos son los más altos desde el interanual alcanzado en febrero de 2009 (3,3 %) y el mensual en marzo de 2008 (0,7 %). No obstante, continúan evolucionando muy por debajo del IPC general que en febrero ha escalado en tasa interanual hasta el 7,6 %, su tasa más alta en 36 años. Los precios de la electricidad, los carburantes y el de los alimentos y bebidas no alcohólicas son el origen de esta precaria realidad a la que se enfrenta el sector.

1,5 millones de trabajadores afiliados a la Seguridad Social

El miedo de que esta situación pueda mermar la capacidad de empleo de un sector fundamental para la economía española ha vuelto a contemplarse a pesar del optimismo de los últimos meses. Según los datos de afiliación del Ministerio de Trabajo, el sector de la hostelería mantuvo el empleo en febrero en cerca de 1,5 millones de trabajadores afiliados a la Seguridad Social, lo que supone un 16,6 % más que en el mismo mes de 2021. El número medio de trabajadores en restauración se situó en 1,2 millones, un 16,1 % más que en el mismo mes del año anterior, con un aumento de 170.279 trabajadores. Respecto a febrero de 2020 supone un descenso de un 4,8 %, con 61.425 afiliados menos.

Así, la plataforma gallega hostalaría.gal y 21 entidades locales han decidido mantener el paro organizado para el día de hoy. Por su parte, federaciones provinciales, Hostelería Compostela y Hostelería de Galicia se han terminado por desmarcar del paro para aguardar a las medidas que el Gobierno de Pedro Sánchez pueda tomar durante las próximas semanas en materia de energía y combustibles. Pero, ¿cómo podría afectar un cierre del sector en toda España? ¿Hasta qué punto un paro de la hostelería trastocaría el día a día de los españoles?

Desde COPE.es hemos considerado el consumo de café como el primer factor a tener en cuenta a la hora de dilucidar las consecuencias de un hipotético paro del sector sobre nuestros hábitos. Tal y como indica la Asociación Española del Café, nuestro país ocupa el segundo puesto a nivel de producción en toda Europa, solo por detrás de Alemania.

Si consideramos que el 63 % de los españoles mayores de 15 años, es decir, unos 22 millones de personas declaran tomar al menos un café diario, esto nos lleva a la conclusión de que se trata del principal aliado del sector. Según el canal HORECA, en España se sirven al día una media de 21 millones de tazas de café en más de 247 mil establecimientos.

Quizá los comensales del menú del día sean otros de los mayores perjudicados ante un hipotético paro del sector en España. Y es que tras el impacto sufrido por las restricciones sanitarias y el auge del teletrabajo, este menú del día que ofertan la mayoría de bares y restaurantes en España se ha recuperado como opción de consumo.

Con un precio medio ligeramente inferior a los 12 euros, esta comida tan popular es una de las opciones más reconocidas para los españoles a la hora de comer a diario fuera de casa. Además, entre las opciones de alimentación que están saliendo reforzadas tras la crisis sanitaria hay que citar el delivery y los platos preparados.

A pesar de esto, los cambios apreciados en este tipo consumo como consecuencia de la pandemia son una reducción de las comidas y cenas fuera de casa, y la aparición de otros momentos y espacios de consumo como el aperitivo de antes de comer, las meriendas y el tiempo de antes de la cena. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, los alimentos más consumidos fuera de casa han sido pan (28 % de las consumiciones), carnes (20,8 %), verduras y hortalizas (20,2 %) y productos de bollería (16,4 %).