Arranca la cuenta atrás para intentar sacar adelante unos nuevos Presupuestos. La sombra de Cristóbal Montoro todavía se cierne en unas cuentas públicas que ya son las más longevas de la historia de la democracia. Hasta tres veces se han llegado a prorrogar. El PSOE se encomienda a la aritmética parlamentaria y espera que las negociaciones lleguen a buen puerto para amarrar 176 diputados, los necesarios para que se acepte el borrador.

Este miércoles, Pedro Sánchez inicia su ronda de contactos para tantear las diferentes posibilidades de cara a sacar adelante unas nuevas cuentas públicas. El primer encuentro será con el líder de la oposición, el popular Pablo Casado. Más que un escollo, es un muro en el que no hay puerta por ninguno de los dos lados. No se vislumbra ningún tipo de acuerdo y la condición para que el PP se siente a negociar es que Sánchez rompa con Podemos. Algo que, por otro lado, se antoja complicado.

Ciudadanos sí que ha señalado su predisposición a negociar y no pondrá excesivas pegas para apoyar los presupuestos que proponga el Gobierno de coalición. La más que probable retirada de Esquerra Republicana ha provocado que Sánchez, por otra parte, busque al partido que lidera Inés Arrimadas.

En el caso de Podemos, el socio principal del Ejecutivo ha mostrado su inquietud con la formación naranja. Las diferencias ideológicas entre ambos partidos podrían dificultar el apoyo de los de Iglesias, que por momentos es más una oposición dentro del Gobierno que un socio. Pero desde Moncloa dan prácticamente por cerrados los 155 diputados que suman PSOE y Podemos.

Los encuentros Sánchez-Casado, a cuentagotas

Las reuniones entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición han brillado por su ausencia. La tendencia es a la baja, al igual que su relación, más bien poca. Desde el pasado 18 de febrero -una eternidad, teniendo en cuenta los meses más duros de la pandemia- los dos dirigentes políticos no se han sentado frente a frente. Durante el estado de alarma mantuvieron una sola reunión telemática y hablaron por teléfono en alguna ocasión, pero poco más.

Sánchez y Casado solo han intercambiado sus opiniones desde la tribuna del Congreso de los Diputados, cada vez que Pedro Sánchez llevaba la prórroga del estado de alarma. Más que comunicación, un intercambio continuo de reproches del uno al otro y del otro al uno. Desde entonces, solo se han lanzado mensajes a través de los medios de comunicación.

"A mí no me presiona nadie". Así de contundente se ha mostrado este martes el líder del PP. Y lo ha hecho después de que Sánchez volviera a apelar a la unidad para intentar conseguir un apoyo sin condiciones del PP para sacar adelante los nuevos Presupuestos Generales del Estado. La posibilidad, por lo tanto, de alcanzar un acuerdo, es más bien una quimera, por mucho que Casado señale que acudirá a Moncloa con la voluntad de escuchar.

Ciudadanos: Podemos incomoda, pero la coyuntura obliga a sentarse

La formación que lidera Inés Arrimadas se posiciona como favorable para sentarse y hablar de unas nuevas cuentas. Continúa con la fórmula de ser un partido útil para España, también con la intención de frenar la sangría de votos después de las últimas elecciones.

No le gusta la presencia de Podemos, pero considera que hay otros asuntos más importantes para que se negocien unos nuevos Presupuestos, que la crisis del coronavirus debe forzar a los partidos a entenderse. Aunque tiene que asumir que la formación morada es parte del Gobierno. Es lo que le ha recordado el propio Sánchez en las últimas horas: la negociación de las cuentas será con un Ejecutivo de coalición y Unidas Podemos será uno de los interlocutores.

Desde Ciudadanos confían, sin embargo, en que su presencia en la negociación facilite "que los Presupuestos tengan la menor ideología de Podemos posible".