El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha celebrado este lunes el "nuevo impulso" que se abre en la crisis de Libia tras la conferencia de Berlín y ha asegurado que la UE tiene ahora que discutir cómo puede contribuir a que se respete el alto el fuego y el embargo de armas.

Tras el acuerdo cerrado este domingo en la conferencia internacional en la capital alemana para facilitar una salida política a la crisis de Libia, Borrell ha valorado los avances a su llegada a la reunión del Consejo de Asuntos Exteriores en Bruselas en el que tratará los resultados de la conferencia del domingo con los ministros del bloque.

El domingo "fue un buen día, creamos un buen momento, un nuevo impulso y las dos partes han acordado cinco nombres para una delegación para las conversaciones militares. Tenemos que aprovecharlo este impulso para avanzar en la solución", ha indicado el Alto Representante.

De todos modos, no ha querido avanzar qué medidas puede tomar el bloque para vigilar el proceso en Libia, aunque ha apuntado a la importancia de que se respete el cese de las hostilidades. "Un alto el fuego requiere a alguien que lo vaya siguiendo. El control de las armas, el control del embargo... hay varias posibilidades", ha señalado, sin querer concretar ninguna iniciativa.

Al ser preguntado por la posibilidad de que la Unión envíe tropas a Libia, Borrell ha evitado valorarlo asegurando que eso es algo que, en todo caso, tendría que decidir los países miembro. "No voy a hablar de algo tan concreto antes de que se reúnan los ministros", ha argumentado.

CONFERENCIA DE BERLÍN

Este domingo, las partes reunidas en Berlín acordaron la solución al conflicto que incluye un alto el fuego y un embargo internacional de armas y una comisión militar de verificación integrada por ambos bandos para velar por su cumplimiento.

La comisión estará integrada por cinco representantes por cada parte, según explicó la canciller alemana y anfitriona de la cumbre, Angela Merkel, al término del encuentro. Ésta reunirá en los próximos días en Ginebra para sentar las bases de un acuerdo de alto el fuego definitivo.

En el texto, los actores se comprometen a aplicar de forma meridiana el embargo de armas y también se incluye un acuerdo para la desmovilización y el desarme de las milicias y sanciones concretas en caso de incumplimiento del alto el fuego, ya que todas las partes coinciden en que no cabe una solución militar que solo incrementaría el sufrimiento de la población.