El método para calentar las casas en Noruega en invierno y que los permite ahorrar hasta un 60% en su factura de la luz: ¿puede España aplicar este mismo sistema?
Las temperaturas en invierno en Noruega pueden caer por debajo de los veinte grados bajo cero. Por eso, los ciudadanos buscan mantener sus hogares calientes pero sin gastar demasiado en calefacción

Imagen de recurso de una mujer en Noruega en invierno
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Noruega es uno de esos países donde el invierno no es una estación, sino más bien algo así como una forma de vida. Allí las temperaturas pueden rondar los veinte grados bajo cero, y no durante unos días, sino durante meses. Es ahí, en ese momento, cuando mantener los hogares calientes se convierte prácticamente en una forma de supervivencia. Y lo hacen de un modo que puede enseñarnos algo a nosotros, aquí en España, donde el frío llega de otro modo, pero también llama a la puerta cada año.
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En el norte europeo han aprendido a calentar las casas sin quemar combustible dentro, sin depender de calderas de gas o de radiadores eléctricos tradicionales que consumen enormes cantidades de energía. Su método preferido, y cada vez más extendido, es la bomba de calor, una tecnología que extrae calor del entorno, ya sea del aire exterior, del agua o incluso del subsuelo, y lo transfiere al interior del hogar con un gasto energético mucho menor que los sistemas convencionales.
La bomba de calor no es una novedad tecnológica. De hecho, en Noruega es común: se calcula que hay más de 600 bombas de calor por cada 1.000 viviendas, lo que convierte al país en uno de los líderes de Europa en este tipo de sistemas.
ASÍ CALIENTAN LOS HOGARES SUS CASAS EN INVIERNO
El secreto está en aprovechar algo que todos tenemos alrededor: energía que ya existe en el entorno. La bomba de calor, como ya venimos diciendo, solo necesita electricidad para funcionar, pero no genera calor quemando energía: solo la transforma, multiplicando su rendimiento. Por cada kilovatio de electricidad que consume, puede producir tres o cuatro kilovatios de calor. El resultado es un ahorro energético que en muchos casos supera el 60% frente a la calefacción tradicional.

Una bomba de calor en el exterior de una casa en Noruega
Este sistema no solo reduce la factura eléctrica, sino que también elimina la combustión dentro de la vivienda, lo que significa menos emisiones y mejor calidad de aire en los hogares. En Noruega, la popularización de esta tecnología no fue casual. Surgió después de la crisis del petróleo de los años setenta, cuando el país decidió reducir su dependencia de los combustibles fósiles y apostar por energías más limpias y sostenibles.
¿Se puede aplicar en España?
La gran pregunta es si nosotros, con inviernos mucho menos severos y tarifas eléctricas distintas, podemos aplicar ese mismo sistema. La respuesta es sí, eso sí, con matices. Muchos aparatos de aire acondicionado modernos que ya se venden en España incluyen bombas de calor reversibles. Eso significa que, con solo cambiar el modo de funcionamiento del equipo, pueden ofrecer calefacción eficiente en invierno.

Imagen de recurso de un radiador
Esta opción no logra los niveles de rendimiento de las instalaciones diseñadas específicamente para climatización, pero es un primer paso sin obras ni grandes inversiones.
Y en viviendas pequeñas o medianas, o en regiones donde el frío no es tan extremo, esta tecnología puede suponer una reducción notable del consumo energético en comparación con radiadores eléctricos tradicionales. Además, permite regular mejor la temperatura y ajustar el gasto con más precisión.




