Las reservas de gas de la UE tienen que estar al 80% antes del próximo invierno para tener asegurado el suministro frente a las tensiones con Rusia. La energética rusa Gazprom ya ha cortado el suministro a Países Bajos, Bulgaria o Finlandia que se niegan a abonar el precio del gas ruso en rublos. En esa carrera por el aprovisionamiento España está por encima de la media europea, tenemos cubierto el 66% de nuestra capacidad. Nuestras seis plantas de regasifiación nos permiten tener un suministro de origen muy diversificado y eso nos garantiza el suministro. “España tiene el 25% de la capacidad de regasificación europea y aglutina un tercio de la capacidad de almacenaje. Así que no sólo podemos contribuir a la seguridad de suministro en España sino a la seguridad de suministro de Europa” asegura Joan Batalla, el presidente de Sedigás, la patronal de sector gas en España quien asegura que el suministro del gas está garantizado en nuestro país.

Suministro garantizado, pero a precios elevados

“Sin duda nos encontramos en un contexto de enorme incertidumbre y volatilidad, aunque llevemos unas semanas con precios estables en una horquilla de entre 70 y 80 euros el megavatio hora” destaca Batalla quien apunta a que los mercados a futuros marcan precios del gas en el entorno de los 70 euros de aquí a final de año. Aunque es cierto que esos 70 euros el megavatio hora se aleja de los máximos por encima de los 200 euros del mes de marzo siguen siendo precios que triplican los niveles de principios del 2021.

Para el sector del gas la solución a estos elevados precios pasa por una mejora de las interconexiones con el resto de Europa, fomentar la contratación de gas a largo plazo y seguir avanzando en el uso de productos autóctonos como el biometano en el que España puede ser referente.

¿Qué pasa si Rusia cierra el grifo energético y comercial con España?

Aunque no estamos en ese escenario el Banco de España calcula que el PIB podría caer hasta en 2,1% en el caso de que se pusiera fin a las importaciones energéticas y a las relaciones comerciales con Rusia. Además, también supondría un aumento de los precios, un repunte de la inflación de entre el 0,8 y el 1,7% en el peor de los escenarios.

Si la interrupción fuera únicamente de las importaciones energéticas, el impacto sobre el PIB sería menor, de entre el 0,8 % y el 1,4 % a lo largo del primer año y también sobre la inflación, sumando entre 0,8 y 1,2 puntos porcentuales. Eso sí, en su informe la entidad destaca que los efectos en nuestra economía serían más reducidos que la media de la UE donde el cese energético supondría una caída del PIB de entre un 2,5 % y un 4,2 % del PIB afectando en mayor medida a Alemania, Francia o Italia.

Una caída del PIB del 2,1% está lejos del recorte de casi el 11% del 2020, del año de la pandemia, pero se trataría de una contracción de unos 20.000 millones de euros, o lo que es lo mismo, reducir a la mitad el crecimiento previsto para este año en el 4%. Menos crecimiento para una economía que en 2021 sólo había recuperado la mitad de lo perdido en pandemia.