El Museo Muñoz Sola de Arte Moderno acoge desde este miércoles la exposición Muñoz Sola. Los años secretos: 1940-1960 con la que Tudela celebra el centenario del nacimiento del artista tudelano César Muñoz Sola (1921-2000).

La muestra, que se podrá visitar hasta el próximo 9 de enero, reúne algunas de las obras del pintor realizadas entre 1940, año en que deja su Tudela natal, y 1960, año en que vuelve definitivamente a Navarra.

Son años en los que vive entre Madrid, Roma, París y Estados Unidos, sin perder nunca el vínculo con su tierra natal, ha explicado en la inauguración de la exposición su hijo Tomás Muñoz Asensio, que ha destacado que la obra realizada en este periodo es la menos conocida y más secreta de su trayectoria, aunque quizá también la más interesante por reflejar distintos lugares y sucesivas búsquedas estilísticas realizadas dentro de un realismo figurativo.

La muestra, que combina el orden cronológico con el temático, según ha apuntado su diseñador Muñoz Asensio, arranca en Madrid, ciudad a la que acude a estudiar pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando al recibir una beca de la Diputación Foral de Navarra.

El segundo y tercer apartado de esta exposición están dedicados a sus veranos en Tudela, a donde regresa casi siempre durante los años que pasa fuera de Navarra para pintar los lugares típicos de la ciudad, y a los toreros, a los que empieza a dibujar siendo un niño con un trozo de carbón en las aceras de la calle.

Al respecto, ha señalado que en 1949 pinta Orteguita, quizá su mejor obra, y que se podrá ver en Tudela, ya que el Museo de Navarra la ha cedido para esta exposición.

La cuarta y quinta sección recogen sus etapas en Roma, ciudad a la que llega en la década de los 50 con otra beca de la Diputación Foral, y París, donde convive con el modisto Cristóbal Balenciaga y pinta retratos, paisajes y dibuja todo tipo de motivos: vistas urbanas, cafés bohemios, mendigos, modelos de Balenciaga

La exposición incluye un apartado de retratos, que pinta tanto en Navarra como en otras ciudades en las que vive y que, según ha confesado, ha resultado difícil de localizar.

Tuvo la fortuna de tener un gran don para el retrato y al mismo tiempo un don para las habilidades sociales, ha reconocido su hijo, que ha comentado que lo que siempre le ha impactado de su padre ha sido la determinación por ser pintor; desde el primer momento tuvo claro que quería ser artista alguien que procedía de una familia de hortelanos.

Los últimos apartados están destinados a su estancia en Estados Unidos, donde culmina su carrera de retratista, y a su regreso al taller de Madrid, que acaba cerrando para abrir otro en Pamplona donde pinta unos primeros cuadros que muestran el cierre de una etapa vital y artística y el inicio de otra en la que se dedicará a pintar naturalezas muertas, que se convertirán en una seña de identidad de su trayectoria posterior, mucho más conocida.

La estancia en Estados Unidos, pese a ser el culmen de su labor como retratista, fue una experiencia dura para Muñoz Sola, que no soportaba el modo de vida americano, no aprendió inglés, enfermó psicológicamente y acabó optando por regresar a España, ha indicado.

Muñoz Asensio ha reconocido que no quería llevar a cabo una exposición exclusivamente de cuadros, sino contar la historia de esos años a través de ellos; cada obra sirve para seguir avanzando en un relato de unos años, a los que he llamado secretos, porque, por un lado, son poco conocidos, y, por otro, porque mi padre tenía una enorme afición por las cosas secretas y en la muestra se puede ver algo de eso.

A la inauguración han asistido el alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, y la jefa de la sección de Museos del Gobierno de Navarra, Celia Martín.