ARTE EXPOSICIÓN
La tradición y modernidad del artista chino Xu Lei, en la Marlborough
Pintura y tinta china sobre seda, minerales o pigmentos sobre papel milenario son algunos de los elementos que utiliza el pintor chino Xu Lei, un artista que acaba de inaugurar una exposición en la galería Marlborough, en la que se dan la mano tradición y modernidad, pasado y futuro.
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Pintura y tinta china sobre seda, minerales o pigmentos sobre papel milenario son algunos de los elementos que utiliza el pintor chino Xu Lei, un artista que acaba de inaugurar una exposición en la galería Marlborough, en la que se dan la mano tradición y modernidad, pasado y futuro.
"Interac" es el título de la muestra de Xu Lei, de 55 años, uno de los artistas de arte contemporáneo más cotizado internacionalmente y una de las estrellas de la sede central de la Marlborough en Nueva York.
Xu Leide -en palabras de Dominique de Villepin, que escribe el prólogo del catálogo- es "un cazador de sueños" que "nos enfrenta con un enigma de contradicciones. Su pintura es paradójicamente intrigante, tiene la cualidad de los sueños", dice.
Y es que este artista, cuyas pinturas encierran ideas o grandes reflexiones a partir de los pequeños detalles, pone a dialogar a Oriente y Occidente -a los contrarios- en sus paisajes, en sus montañas con agua, en las habitaciones que retrata o en la pintura de sus caballos, donde confronta a estos dos animales, a los que ensambla pero de forma contraria.
Un caballo recuerda a la simbología china Tang y Song, el otro a la antigua Grecia; uno estático y hierático, el otro en cabalgada; uno realizado en suaves líneas y degradaciones de color; el otro con los volúmenes de un bajo relieve.
Xu Lei comenzó con el surrealismo y la pintura expresionista abstracta, como empezaron hace 30 años muchos de sus compatriotas que miraban fuera de sus fronteras. Pero él decidió volver a un lenguaje tradicional aunque con elementos contemporáneos, algo que, según explica a Efe, "se consideró una traición dentro del arte moderno chino".
"En principio -precisa-, me quise adaptar al arte occidental por una cuestión de moda, también porque era joven, pero me di cuenta en un momento dado de la belleza y la hermosura que hay en el arte chino tradicional y lo mucho que había que recuperar y revivir. Además, aprendí a reutilizar", explica.
"Tradición y modernidad, el conflicto y la tensión entre Oriente y Occidente, el yin y el yang y encontrar el equilibro es el objetivo de mi pintura. Aceptar el conflicto y mezclarlo", aclara el artista.
Un pintor al que le gusta que la gente mire su trabajo sin que necesite mucha explicación, porque le gusta que su obra hable por sí solo de manera clara.