Tras pasar unos años "convulsos", la Sgae se ha puesto manos a la obra para poner "negro sobre blanco" lo que le sucedió a los autores españoles y a la entidad entre 1931 y 1945, unos años recogidos en 8 tomos de actas en los que se comprueban las consecuencias de la llamada comisión depuradora.

Limpiar y purificar todo lo realizado en el periodo republicano es lo que este tribunal falanguista tuvo como misión desde 1939, cuando las autoridades franquistas pusieron como presidente de la comisión depuradora al militar Manuel Martínez Gargallo, encargado de juzgar, entre otros, a Miguel Hernández.

Y son esos años los que, en palabras del presidente de la Sgae, Antonio Onetti, quieren desempolvar para conocer y poner "negro sobre blanco los avatares que tuvo la Sgae desde la República" con el proyecto que desde hace un mes han puesto en marcha en su Centro de Documentación y Archivo.

"Está siendo muy complicado porque nos estamos encontrando que muchos de los autores que aparecen como depurados son autores muy desconocidos y carecemos de información porque sus repertorios y obras no han sido relevantes", ha reconocido sobre la dificultad de esta labor, con la que quieren poner su granito de arena en la "reparación" de la memoria histórica de España.

En concreto, según ha explicado, con este estudio que lleva a cabo un equipo de cuatro personas dirigido por la directora del archivo de la Sociedad General de Autores y Editores (Sgae,) Mariluz González, se han localizado ya 50 o 60 autores represaliados.

Ha lamentado no obstante que de otros muchos no se cuenta con documentación porque muchas actas "desaparecieron", sobre todo las de la Sgae en plena Guerra Civil, cuando quedó dividida y funcionó como una federación cuyas sedes estaban repartidas entre el bando nacional y el republicano.

Lo que sí están comprobando son las consecuencias de esta comisión depuradora en los autores que no consiguieron marcharse fuera de España: "En algunos casos, la decisión de este tribunal fue que se congelaran las cuentas a esos autores, aunque otros fueron condenados. También otros eran inhabilitados para tener cargos en la Sgae".

Tras finalizar el estudio de la documentación interna que guardan en su archivo, ha adelantado Onetti, la entidad continuará este trabajo con fuentes externas, como son los familiares de estos artistas, que en muchos casos cuentan con más información de lo que la comisión depuradora influyó en sus carreras o sobre su devenir autoral en el exilio, donde se afiliaron a las entidades de gestión del país al que emigraron.

Aunque no han ofrecido el listado completo de nombres de los casos estudiados hasta el momento, Onetti sí que ha contado el caso del compositor Pablo Sorozábal, dada la autorización expresa de la familia. En este caso, el proceso de "depuración" acabó no siendo apto por haber ido con una banda republicana a actuar a París.

Pero también, ha reconocido, en las actas de la época consultadas se ha comprobado que los socios que estaban al frente de la Sgae "defendieron", incluso "salvaron la vida" a algunos autores, como fue el caso del propio Sorozábal. "Y eso es gratificante", ha matizado.

Pese a que la reparación económica a las familias de estos autores represaliados es "prácticamente imposible" debido a la dificultad de calcular los ingresos que generaron por derechos de autor, la Sgae ha hecho hincapié en la necesidad de abogar por "reparar la moral".

"Esto pasó, pero no fue por la Sgae, sino por la Falange", ha concluido al tiempo que ha reconocido que puede que este proyecto acabe recogido en una publicación.