Publicado el - Actualizado
4 min lectura
Belén Ortiz
Ubicado en pleno centro de Granada desde hace más de 60 años, el cine Madrigal no es único porque solo albergue una sala en tiempos de multicines y plataformas digitales, sino porque no hay ningún otro en España que proyecte exclusivamente en formato de 35 milímetros, una concesión a la nostalgia que lo convierte en una especie en extinción.
La del Madrigal podría ser la historia de un cine de provincias cualquiera si no fuera porque su empeño en sobrevivir le ha permitido sortear todo tipo de crisis en un sector caracterizado por continuas transformaciones y vaivenes en lo tecnológico y lo comercial que obligan a las salas a una continua adaptación.
"Un cine heroico lo llamaron una vez", dice en una entrevista con EFE Juan Torres-Molina, gerente de este negocio familiar que fundó el 24 de septiembre de 1960 su padre -del mismo nombre-, un hombre "inquieto, bohemio", curtido en las técnicas fotográficas por oficio paterno y gran aficionado al séptimo arte, especialmente al cine europeo independiente, el de Truffaut, Bergman...
Es precisamente la proyección de cine de autor, fundamentalmente el premiado en los principales festivales cinematográficos de Europa, otra de las señas de identidad del Madrigal.
Pero su "idiosincrasia", dice Torres-Molina, y lo que lo hace único en el cine español es que se trata de la última sala del país que proyecta exclusivamente en formato de 35 milímetros, "fotograma a fotograma, como se hacía desde los Lumiere hasta aproximadamente el 2010", año en el que se estandarizó para las multinacionales el sistema de proyección digital, cuya resolución estándar es 2k.
35 MILÍMETROS: MAYOR CALIDAD, PERO MÁS COSTE
La calidad de la imagen es la diferencia principal, mayor en el formato de 35 milímetros, que, por contra, es más caro: "Una copia en 35 puede costar 2.000 euros, y un archivo digital no pasa de entre los 10 y 20 euros de coste incluyendo doblaje y demás", a lo que se une, explica, la reducción del gasto en envío y almacenaje.
"Antes, cuando se producían estrenos masivos con copia de 35 milímetros, a lo mejor se ponían en circulación 400 o 500 copias que luego había que destruir. Un distribuidor me dijo una vez que ellos las llevaban al campo y les daban hachazos para dejarlas inútiles", cuenta a modo de anécdota.
Pero para llegar hasta ahora, el Madrigal no solo ha tenido que sortear los problemas de distribución derivados de su empeño en mantener el formato de 35 milímetros, sino otras muchas crisis, desde la aparición de la televisión en color a la irrupción del vídeo doméstico o la proliferación de los multicines y salas de complejos comerciales, además de la crisis económica de hace más de una década, la subida del IBI cultural y, por último, la pandemia.
Hasta que murió el fundador del negocio, en 1984, el Madrigal ofrecía una programación ecléctica, alternaba cine comercial con el de autor.
LA ÉPOCA DEL CINE ESPECTÁCULO
"Era la época del cine espectáculo, el de Spielberg y títulos como 'Star Wars'", recuerda el gerente, que explica que aquella revolución llegó acompañada de una mayor calidad de sonido y de nuevos cambios tecnológicos que propiciaron la aparición de los complejos multicines, que tenían la ventaja de contar con una mayor oferta que las salas únicas, "y eso hace que los cines tradicionales tengan que convertirse en multipantallas o vayan desapareciendo".
Con los multicines, en los años ochenta y noventa, ya no era tan importante ofrecer una película determinada, sino poder cubrir la programación de todas las salas, que son más pequeñas.
Eso, relata, conllevó un nuevo modelo de negocio: "Para acumular aforos, las distribuidoras ven preciso estar presentes en muchas salas, pero con la carestía del 35 milímetros" esa no era una opción viable para el Madrigal.
Para sobrevivir y hacer frente a todo aquello, este cine de sala única llegó entonces a una alianza con United International Pictures y empezó a programar material de Paramount, Universal y Metro-Goldwyn-Mayer "prácticamente en exclusiva".
"'Indiana Jones y la última cruzada', 'La lista de Schindler', 'Ghost', 'Parque Jurásico'... Películas muy comerciales que permitían abarrotar una sala grande, la única que quedaba en Granada", recuerda.
CINE DE CALIDAD PROYECTADO CON LA MÁXIMA CALIDAD
Con la llegada en 2010 de la digitalización, que coincide con la subida del IBI cultural, el Madrigal decide dar su último cambio de rumbo: volver a sus orígenes con la especialización en el cine europeo de autor, una reconversión que responde a la "máxima" de esta sala: "Proyectar cine de calidad con la máxima calidad".
Tampoco es fácil encontrar en estos tiempos "un cine de explotación privada con sala única", como es el caso del Madrigal, un cine de precios económicos que se mantiene a flote con tres trabajadores a jornada partida.
En un momento en el que el cine español, aunque con tendencia al alza, sigue registrando cifras negativas de recaudación -en los ocho primeros meses del año cayó un 4 %-, el Madrigal, con futuro incierto, no es la excepción y lleva dos años, coincidiendo con la pandemia, acumulando pérdidas que su dueño trata de sortear optando a ayudas y subvenciones institucionales que, dice, no abundan.



