Tal día como hoy, un 13 de diciembre de 1474, Isabel la Católica era proclamada Reina de Castilla. Este hecho sucedía al término de una guerra civil por el trono que durante 4 años sumió las tierras castellanas en un auténtico caos.

Isabel era la hija del segundo matrimonio de Juan II de Castilla, un enlace que el monarca mantuvo con la portuguesa Isabel de Avis. Hermanastra de Enrique IV de Trastámara, un Rey indeciso de carácter débil que sucedió a su padre en el trono, y hermana de Alfonso el inocente. 

La muerte de su hermano Alfonso y el reconocimiento de su hermanastro Enrique IV en el pacto de los Toros de Guisando la convirtieron en la primera persona en la línea sucesoria, incluso por encima de la hija del propio Rey, la princesa Juana, que veía con ese pacto como era privada de sus derechos sucesorios.

Para fortalecer su nueva posición, Isabel acordó su boda con el primogénito de Juan II de Aragón, el principe Fernando de Aragón. Matrimonio que se produjo el 19 de octubre de 1469 en el palacio de los Vivero de Valladolid y que no gustó nada al Rey Enrique IV, que desheredó a Isabel la Católica y devolvió a Juana la Beltraneja su posición en la línea sucesoria.

Este cambio de opinión de Enrique IV dividió a su muerte a la nobleza castellana en dos bloques claramente diferenciados: por un lado los partidarios de Juana la Beltraneja y por otro, los seguidores de Isabel. La disputa por el trono se saldó en una sangrienta guerra civil con la victoria de Isabel la Católica.

Las bases de la actual España

Isabel fue coronada el 13 de diciembre de 1474, y sería recordada desde ese día como Isabel I. Su matrimonio con Fernando II logró la unión dinástica entre la Corona de Aragón y Castilla, aunque no territorial, que sentó las bases de la actual España.