SEMINCI CINE
El cine natural del Sarmiento vuelve a Seminci con un 'Filandón' restaurado
Por Fernando Sanz
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Por Fernando Sanz
Un cine que es un encuentro, que es una conversación en torno a una hoguera y en el que "cada historia tiene un tiempo que es natural y verdadero", son las claves del obra del director y guionista leonés Chema Sarmiento, reconocido en España por su obra el 'Filandón', tal y como cuenta en una entrevista a la Agencia EFE el galardonado en la 67 Seminci con una de las Espigas de Honor del certamen.
Una viaje de ida y vuelta que empezó cuando la cinta abrió la Semana Internacional de Cine de Valladolid de 1984 y que termina hoy cuando el festival la proyectará restaurada tras la gala del cine de Castilla y León, que se celebra este lunes a las 20.00 horas en el Teatro Zorrilla y en el que Sarmiento recibirá una de los cinco galardones honoríficos del festival.
Un acto institucional al que asistirán como invitados miembros del reparto original, entre ellos los escritores leoneses Luis Mateo Díez, José María Merino y Pedro Trapiello (Julio Llamazares tenía un compromiso previo y Antonio Pereira falleció en 2009), que volverán a reunirse casi cuatro décadas después.
"Creo que es de las pocas películas que han pasado dos veces por la Seminci y va a ser un momento muy bonito para todos", reconoce a EFE el cineasta afincado en Francia y nacido en el municipio berciano de Albares de la Ribera en 1950.
Una provincia, la de León, donde rodó en 1981 su debut profesional, 'Los montes', que narra la historia de seis mujeres que entierran al último hombre en el pueblo y que adelanta problemas de actualidad como la despoblación, el papel de la mujer y el derecho a elegir "una muerte sin prisa, con tranquilidad y dignidad".
Sarmiento reconoce que con el paso del tiempo "ha ido poniendo de relieve esta última idea" y muestra su preocupación por "el retroceso" en el discurso de algunos partidos políticos en temas que "no deberían ser de izquierdas ni derechas" como la eutanasia, el aborto o el ecologismo, enumera.
Sin embargo, su obra más reconocida es el 'Filandón', que toma su nombre de la tradición leonesa en la que los vecinos de los pueblos se reunían de noche en torno a una hoguera, sobre todo en invierno, para contarse historias mientras las mujeres hilaban y los hombres preparaban sus aperos.
Una actividad que desapareció "cuando la televisión suplantó las historias de la gente" y que en su película, que él enmarca en el "realismo mágico", reivindica a través de los relatos que van contando cada uno de los protagonistas.
Esta película, además, tiene varias muestras de los aspectos fundamentales del cine de Sarmiento como su predilección por trabajar con actores no profesionales, como también hiciera Pier Paolo Pasolini, al que Seminci dedica un ciclo en esta edición, porque en su opinión "da un color a la película absolutamente diferente".
"Tendrán el carácter único del que no ha aprendido un papel, pero se tienen que dar ciertas condiciones, entre ellas, que los actores que elijas tienen que ser y sentirse como el personaje", explica, aunque no descarta trabajar con profesionales si la obra lo requiere.
La filmografía de Samiento se completa con el documental 'Wolfram, la montaña negra (1996)', el filme 'Viene una chica' (2011) estrenado en Seminci y una extensa producción de documentales y programas televisivos elaborados en Francia, a los que suma su actividad como docente de la escuela cinematográfica Femis con sede en París.
Una industria cultural que, "lejos de ser perfecta", tiene varias ventajas frente a la española: una legislación menos limitante a la hora de hacer viables los proyectos, un cine que se beneficia de la taquilla de todo el sector, también de las producciones de Hollywood, y un "chauvinismo bien entendido" que les hace defender una cinematografía propia.
"Yo estoy a favor de la subvenciones, porque no podemos tener una identidad cultural sin ellas: una película no es como pintar un cuadro, que es una actividad individual, sino que es un trabajo en el que intervienen muchas personas", recalca.
Sarmiento tiene media docena de guiones listos, pero hay un proyecto que aún se le resiste: 'La fábrica de sal', un largometraje con algunos tintes autobiográficos que se centra en la historia de dos amigos estudiantes de filosofía que viven los cambios del país en torno a 1968.
El cineasta leonés espera aprovechar la visibilidad de la Espiga de Honor para acceder a instituciones y empresas que le ayuden a financiar este largometraje: "Ahora voy con todo el descaro para hacerlo viable", concluye.