Los cerveceros tienen dos tipos de cervezas favoritas y, si te gusta una, detestas la otra: la respuesta está en el cerebro
Una investigación reciente realizada por científicos de la Universidad Estatal de Ohio, ha revelado que existen dos grandes grupos entre los consumidores

El cerebro es el encargado de elegir tu cerveza ideal
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La cerveza, la popular bebida que tiene dos bandos: los que la aman y los que la odian. Su peculiar sabor divide a los consumidores, incluso a los propios amantes de la bebida. La ciencia ha confirmado que nuestras preferencias cerveceras no solo dependen del gusto, sino de la química y el funcionamiento de nuestro cerebro.
Una investigación reciente realizada por científicos de la Universidad Estatal de Ohio, ha revelado que existen dos grandes grupos entre los consumidores: quienes buscan cervezas con sabores intensos y complejos, y quienes prefieren opciones más suaves y sutiles.
Este hallazgo ayuda a entender por qué un mismo producto puede generar reacciones opuestas y, además, abre nuevas oportunidades para la industria cervecera en la creación de productos más personalizados, precisamente, en el momento en el que España está apostando con fuerza por la cerveza artesanal.

Tres cervezas servidas en la barra de un bar
La favorita de unos, detestada por otros
El experimento social reclutó a 135 amantes de la cerveza, que evaluaron 18 variedades de lager en tres sesiones de cata, calificando aspectos como el dulzor y la intensidad aromática. Los datos, cruzados con análisis químicos, dividieron a los participantes en dos facciones bien diferenciadas: los que apreciaban los sabores potentes y los que se inclinaban por cervezas más suaves. Sorprendentemente, las cervezas favoritas de un grupo eran las menos apreciadas por el otro, mostrando una polarización clara entre los amantes de la bebida.
Sabores dulces o intensos
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La clave de este contraste está en la sensibilidad individual a ciertos compuestos químicos presentes en la cerveza. Los aficionados a los sabores intensos, reaccionan positivamente al furaneol, que aporta un aroma similar al de la fresa y la mermelada. Por otro lado, los que prefieren cervezas más suaves, buscan el etil-3-metiltiopropionato, que da notas de piña y rechazan el α-terpineol, asociado a aromas de pino. Esta “huella química” determina en gran medida el tipo de cerveza que resulta agradable para cada persona.
Una oportunidad de negocio para la industria
Para los productores, estos hallazgos representan una oportunidad de oro. Las cerveceras pueden adaptar sus recetas y estrategias de marketing para conectar mejor con cada perfil de consumidor, en lugar de apostar por productos genéricos. En un momento en el que la cerveza artesanal está en pleno auge, donde la innovación y la búsqueda de sabores únicos es constante, la aplicación directa de estos conceptos, permite crear nuevas variantes que conquistan los sentidos de los clientes más sibaritas.

Una campaña de marketing de la empresa Ambar
Una experiencia multisensorial
La neurogastronomía, ciencia encargada de explicar el motivo de que nos gusten unos sabores por delante de otros, demuestra que la percepción del sabor es una experiencia multisensorial y subjetiva: tanto el gusto como el olfato, la vista, el tacto e incluso el oído influyen, junto con expectativas y experiencias previas. En España, el crecimiento de la cerveza artesanal se apoya en comprender mejor los gustos de los consumidores y usar la ciencia como herramienta estratégica.
Estos avances científicos permiten entender que, más allá de modas o preferencias sociales, la percepción y el disfrute de la cerveza está profundamente vinculado al cerebro y a la química, facilitando una conexión más personalizada entre producto y consumidor. Los resultados de este estudio, también pueden servir de ayuda para los consumidores que aún no han conseguido encontrarle el gusto a la cerveza.

Un camarero sirve una caña a los clientes