Tensión máxima en Oriente Medio para variar. Irán ha subido un escalón al atacar con mas de 300 misiles y drones territorio Israelí. Más del 99 % de esta amenaza fue neutralizada por el escudo defensivo de la Cúpula de Hierro y por el apoyo de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Jordania.

Ambos países (Israel e Irán) llevan años vigilándose con muchos recelos. Siempre con el dedo en el gatillo esperando a ver quién desenfunda primero.

El detonante de esta escalada fue un misil el pasado 1 de abril contra la embajada Iraní en Damasco con el que Israel eliminó a varios mandos militares de Irán, un país que desde Siria patrocina ataques contra territorio Israelí. La respuesta de Irán llegó en la madrugada del sábado al domingo.

Fue una respuesta anunciada y muy calculada. En Teherán saben que la Cúpula de Hierro es muy efectiva y que tener éxito en el ataque sería difícil pero necesitaban enviar un mensaje contundente. Lanzaron un enjambre de drones y misiles y acto seguido anunciaron que NO tenían intención de seguir bombardeando Israel.

El régimen Iraní considera que ha enviado un mensaje de fuerza y el gobierno de Nethanyahu, que vive un momento de fuerte crítica interna por su gestión en Gaza, sale también reforzado porque el ataque iraní apenas ha causado daños.

Aunque la población Israelí esté acostumbrada a las alarmas, un ataque masivo como el de ayer es algo inédito que ha despertado miedos. Aaron García, es español y vive en Tel Aviv desde hace 8 años.

Ahora es el momento de la diplomacia y la clave está en cuál será la réplica israelí. Estados Unidos, su principal aliado, le pide contención y por el momento el gobierno de Netanyahu dice que la respuesta llegará cuando toque. En todo este contexto juega un papel fundamental la Cúpula de Hierro, la defensa que Israel puso en marcha en 2011.

El sistema se basa en baterías antimisiles móviles de diferente alcance. Los radares pueden detectar la amenaza a una distancia de 70 kilómetros, por ejemplo un dron desde Irán. En ese momento se monitoriza; se estudia la ruta y dónde puede impactar.

Si se dirige a un lugar deshabitado se ignora. Pero si va contra una población o alguna instalación militar o civil, el sistema lanza el misil adecuado en función de la distancia, la velocidad o la altitud. Es muy sofisticado y tremendamente caro porque cada disparo cuesta por encima de los 50.000 dólares.