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#SanIsidroCOPE | 8ª de Feria

Confirmar algo más que la alternativa

Andrés Roca Rey salió este viernes a hombros tras cuajar una faena repleta de valor. Talavante demostró su condición de primera figura y cortó una oreja meritoria.

Andrés Roca Rey en su salida a hombros este viernes en la plaza de toros de Las Ventas. EFE

Andrés Roca Rey en su salida a hombros este viernes en la plaza de toros de Las Ventas. EFE

cope.escope.es

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 17 mar 2017

Andrés Roca Rey venía a Madrid a confirmar la alternativa. Pero no sólo confirmó su condición de matador de toros, confirmó muchas cosas más. Que posee un valor descomunal, que su tauromaquia sigue en evolución y que su proyección de futuro es brutal. El peruano representa el relevo generacional y Madrid se rindió a su frescura y magnetismo con los públicos.El sexto era el segundo remiendo del Conde de Mayalde, vareado y descarado de pitones. Se puso por gaoneras para quitar Andrés aprovechando su turno de quites. Sin perdonar durante toda la tarde. Picado por la oreja que había sumado ya antes Talavante, Roca Rey fue levantando una faena siempre a más. Abierto el compás en redondo, tirando del animal y aguantando las dudas del toro. El trasteo explotó en una arrucina que ligó al de pecho. El valor al servicio del toreo. La plaza en pie y un final sin bajar el pistón. Se tiró a revientacalderas detrás de la espada saliendo trompicado del trance. Se desbordó la pasión y el palco se contagió de ello. Cayó la primera oreja y siguió la petición. Sobre la bocina con las mulillas a centímetros de arrastrar al de Mayalde asomó el segundo pañuelo. Quizá exagerado premio. Quizá un punto de partida de una trayectoria que apunta a figura.La tarde había tardado en romper. La corrida de Cuvillo y el primer remiendo del Conde de Mayalde habían conformado un lote desbravado y deslucido. Tuvo que saltar el quinto, un jabonero de casi seiscientos kilos y aviesas intenciones para que Las Ventas se desperezase. Mirón, midiendo desde su salida por chiqueros, Alejandro Talavante se la jugó a carta cabal en el tercio de muleta. Las primeras tandas de aguante, sin dar un paso atrás ni mostrando dudas. Había que desengañar al bruto. Sólo así llegó la traca final. Dos tandas al natural con el toro más entregado en las que Talavante, muy encajado, tiró la moneda al aire para lograr meter al toro en vereda y cuajarlo de forma rotunda. Verdad y emoción en la combinación de toro y torero. La espada viajó trasera y tendida pero tumbó de forma casi inmediata al toro. La oreja premiaba la apuesta del extremeño.El tercero había pasado por el caballo por puro trámite. Dos picotazos y a otra cosa ante una alarmante falta de raza y fuerza. Quiso ponerse Talavante, pero el de Cuvillo no tuvo ni continuidad en sus embestidas ni emoción cuando embistió. En el toro de la confirmación que abrió plaza se picaron en el tercio de quites Castella y Roca Rey. Por chicuelinas el galo, y por saltilleras y gaoneras el peruano. Después de la ceremonia llegó el brindis. De Rey a Rey. De Andrés a Don Juan Carlos. El toro de Cuvillo tuvo sus veinte arrancadas. Con varios pases cambiados comenzó la faena el peruano. Recurso que después convirtió en abuso, y eso tampoco es. Se amontonó pronto el confirmante en una faena si estructura y enganchada. El primero del lote de Sebastián Castella tuvo escasito trapío y una condición a menos durante la lidia. Comenzó la faena el francés con sus ya clásicos pases por alto que ligó a varios pases del desprecio. Se movía el toro y lo aprovechó Sebastián. Hubo ligazón, pero falto ajuste y mayor compromiso. Al toro se le fueron fundiendo los plomos, como al trasteo de Castella, que a base de insistir llego a escuchar un aviso antes de entrar a matar. El cuarto fue un remiendo del Conde de Mayalde tan basto de hechuras como bruto de comportamiento. Aquí salió la versión estajanovista de Castella. Pases a mansalva, como el que cobra por cantidad y no por la calidad de su obra. Faena larga, monótona y carente de ambición que además no fue buen rematada con el acero.

FICHA DEL FESTEJO

Madrid, viernes 13 de mayo de 2016. Lleno.

Cuatro toros de Núñez del Cuvillo, muy desiguales de presentación y hechuras. Bajos de raza y venidos a menos en lineas generales. El quinto, brusco, tuvo emoción. Dos remiendos del Conde de Mayalde, bruto el tercero y complicado pero embistiendo el sexto.

Sebastián Castella, silencio tras aviso y silencio.

Alejandro Talavante, silencio y oreja.

Andrés Roca Rey, que confirmaba, división al saludar y dos orejas.

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