"Lo que queremos es que se conozca la verdad y después dejamos la puerta abierta al perdón"

Ildefonso Camacho, jesuita, valora en 'TRECE al día' la importancia del juicio contra el organizador del crimen que acabó con la vida de 6 jesuitas y dos mujeres en El Salvador

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Esta semana se ha comenzado a celebrar el juicio por el asesinato de los jesuitas españoles en El Salvador. Un crimen que ocurrió hace 30 años. Fue el 15 de noviembre, en plena guerra civil cuando mandos militares decidieron asesinar a los jesuitas que lideraban una salida negociada al conflicto armado. La matanza se llevó a cabo al día siguiente, cuando un grupo militar asesina a 6 jesuitas y 2 mujeres. Entre ellos, el filósogo y teólogo Ignacio Ellacuría. El crimen fue encubierto por las autoridades y han tenido que pasar tres décadas para que el principal responsable se siente en el banquillo. El que fuera viceministro de Defensa Inocente Montano se enfrenta a una condena de 150 años de cárcel.

Para hablar de este juicio y de su significado 30 años después, "TRECE al día" conversa con Ildefonso Camacho, jesuita y ex rector de la Facultad de la Teología de Granada quien señala que "la consigna que tenían quienes les mataron era que había que eliminar a Ignacio Ellacuría, pero sin dejar testigos, y los testigos fueron los otros 5 jesuitas y las dos mujeres que allí estaban refugiadas". Ildefonso explica que el legado principal de los jesuitas asesinados es la Universidad Centroamericana que ha querido mantener la orientación que él (Ellacuría) deseaba para la Universidad. Ildefonso acudió al año siguiente del asesinato "porque la Compañía no quería que se acabara con el proyecto de esta Universidad, y allí fue donde comprendí lo que significaba esta institución. Ellacuría siempre insistía en que era una Universidad que tenía que estar al servicio de los más pobres, ser voz de los que no eran escuchados. Muchos le criticaban que se ocupaba poco de la docencia y más de la proyección social. Siempre recuerdo una frase que él dijo en un discurso cuando hicieron doctor honoris causa a Monseñor Romero que había sido asesinado en 1980 cuando destacó que "tenemos que hacer universitariamente lo que Monseñor Romero hizo pastoralmente".

Ildefonso Camacho explica que el origen del juicio que hoy se celebra está en la "Comisión de la Verdad" que formó parte del acuerdo que las partes negociaron cuando terminó el conflicto para esclarecer los atropellos que hubo por ambas partes, y en ella se destapó lo que había tras el asesinato de los jesuitas. "De ahí se hizo un juicio que condenó a 30 años a los que fueron los ejecutores materiales del acto, pero quedaron al margen quienes diseñaron el plan, y eso es lo que ha llevado a una serie de hechos que han desembocado en el juicio de hoy". Ildefonso Camacho concluye "lo que los jesuitas queremos es que se conozca la verdad, y después dejamos la puerta abierta para el perdón".

MONTANO NIEGA TODA PARTICIPACIÓN EN EL CRIMEN DE LOS JESUITAS

El excoronel y exviceministro de Defensa salvadoreño Inocente Montano se ha desvinculado por completo de la matanza de los cinco jesuitas españoles en 1989, un plan que jamás conoció y del que no se habló en la reunión clave con el presidente en la que supuestamente los militares ordenaron las ejecuciones. Montano ha declarado este miércoles en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional por la muerte de los jesuitas, entre ellos Ignacio Ellacuría, entonces rector de la Universidad Centroamericana e ideólogo de la Teología de la Liberación.

El exalto mando militar, para quien la Fiscalía pide 150 años de prisión, se ha desmarcado de cualquier decisión, diseño o ejecución de los asesinatos, de los que nunca fue informado por nadie, ni por los militares ni mucho menos por Alfredo Cristiani, pues "Ellacuría era una de las personas más allegadas al presidente y le ayudó mucho en la consecución de los acuerdos de paz".

De hecho ha exonerado de estos hechos al Gobierno y a la cúpula militar liderada por "La Tandona", una promoción de la que él formaba parte y que ocupaba los altos puestos de las fuerzas armadas durante la guerra civil salvadoreña, pero que no se dedicó a infundir terror a la población. "No, formábamos parte de un gobierno electo", ha dicho entre risas el acusado, primer militar salvadoreño que responde por estos hechos ante la Justicia española.

"En ningún momento ni el Gobierno ni nosotros en el alto mando estuvimos de acuerdo que se haya llegado a esa situación", ha dicho Montano en su interrogatorio de apenas una hora de duración y en que que solo ha respondido a las preguntas de su abogado, aunque con visibles dificultades para poder escuchar y entender las cuestiones.

Lo único que ha reconocido el ya septuagenario Montano, en prisión provisional desde su entrega a España en 2017, es su participación en la reunión clave del 15 de noviembre junto al alto mando y el presidente en la que supuestamente se dio la orden de asesinar a los jesuitas, aunque él ha negado que se hablara de ello. Allí se reunieron "para informar a Cristiani de lo delicado que estaba la situación", con informaciones de que los rebeldes estaban infiltrados ya en la capital y se disponían a atacarla, pese a lo cual "el alto mando no se atrevía a atacar al FMLN porque iba a ser una matanza terrible y significaba mucho daños colaterales".Pero para nada se indicó asesinar a los jesuitas. "No, eso no, militarmente nunca hubo pretensiones de hacer daño a él (Ellacuría), a la Iglesia o a la misma Universidad" pues "no se tenía una conciencia clara de que estuvieran participando con el FMLN política y militarmente".

Tanto es así que él siempre pensó que "había sido el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) -que ha tildado de organización terrorista- el que había cometido el asesinato de los curas" y no los militares, como luego "se descubrió" años después en la Comisión de la Verdad del país centroamericano Hasta tal punto se ha desvinculado de la matanza que cuando se produjeron no trató de encubrirlos sino que al contrario se ofreció para colaborar en su esclarecimiento e incluso pidió ayuda a EEUU y al Gobierno español para que les ayudaran en la investigación.

De hecho, ha sido tajante al decir que "en absoluto" tenía nada en contra de Ellacuría, aunque luego ha cargado contra él al manifestar que "el golpe de estado contra el general Romero en 1979 fue producto de la influencia de Ellacuría" y que este "aparece en fotos entrenando a niños de 10 o 12 años a manejar el AK47".

Pero una y otra vez ha negado que se le viera como un objetivo militar, lo que ocurrió fue que en lo días previos a la matanza, les llegaron informaciones de que los rebeldes habían introducido armamento en la UCA a modo de almacén y por ese motivo enviaron a soldados del batallón Atlácatl, supuesto ejecutor del crimen, a practicar un registro acompañados de la Inteligencia salvadoreña.

Dicho registro fue ordenado por el entonces jefe del Estado Mayor, René Ponce que se lo encomendó al coronel Guillermo Benavides, condenado a 30 años de cárcel en 1992, amnistiado en 1993 y capturado nuevamente en 2016 para cumplir la pena de prisión. "Le dieron la orden a Benavides de que mandara gente a investigar y contrarrestara cualquier amenaza, esa fue la situación", ha señalado, no si antes desmentir las palabras del coronel que acusó a Montano de estar en el grupo decisorio de los asesinatos. "No se de donde surgió ese comentario", ha aseverado el exmilitar. Montano se ha defendido aludiendo a que ni la Comisión de la Verdad ni la Comisión Interamericana le citaron para interrogarle. "Tuve la suerte de no haber sido considerado necesario para atestiguar porque el delito lo cometieron soldados, no policías, que eran los que dependían de mi persona", ha destacado, al recordar que su competencia como viceministro de Seguridad Pública se circunscribía a las fuerzas policiales, no militares.

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