Han pasado veinticuatro horas y nos seguimos preguntando, es pertinente seguir preguntándose, quién ha ganado las elecciones en Cataluña. Desde el punto de vista numérico es fácil decir que ha ganado el Partido Socialista Catalán, que es la formación con más votos. Si finalmente, como por lo menos ahora mismo parece, Esquerra Republicana les dice que no para irse con Junts per Catalunya, ¿de qué les habrá servido al PSC esa victoria? Más allá del juego de las divisiones, que se le da muy bien, porque ha roto por completo el centro y derecha en Cataluña.

¿Y en el campo de los independentistas? Seguramente para Esquerra lo que le pide el cuerpo es hacer en el Parlamento de Cataluña -ojo, no son tan incompatibles, lo mismo que ya hacen en el Congreso- apoyar al Partido Socialista. ¿Qué ocurre entonces? ¿Por qué ya no es una situación cómoda tampoco para ellos? En Esquerra Republicana están empezando a sentir la misma presión de los independentistas, la misma presión que ERC realizó sobre Puigdemont antes de que se declarara por unos segundos la República Independiente de Cataluña y de la fuga del expresident a Waterloo. Esa es la situación entre los independentistas.

Si nos fijamos en el centro-derecha, dice Ciudadanos que se sorprende de la debacle histórica. Han perdido treinta escaños en el Parlamento de Cataluña. ¿En serio se sorprenden? ¿Esperaban otra cosa? Lo normal es que si se fugan los dirigentes, los próximos en fugarse sean los votantes. Algo parecido ocurre en el Partido Popular, donde ahora van a tener muchas presiones. Algunos ya piden una reflexión interna en el Partido Popular y dicen que ha fallado la estrategia por aquello de tratar de hacerse pasar por los simpáticos de la derecha en Cataluña. Quizá el problema es que la estrategia del PP en los últimos comicios va dando bandazos, no es que sea una estrategia muy clara. En Cataluña han intentado lo contrario a lo que intentaron en País Vasco. El resultado ha sido malo en ambos sitios para los populares.

Y Vox ha sido una de las grandes triunfadores de la noche electoral. Llegar de la nada a convertirse en la cuarta fuerza política tiene su mérito pero también es verdad que está muy lejos de convertirse en lo que pregonan, en la única alternativa al independentismo: tienen once escaños.

Por lo tanto, después de visto el relato, hay una cosa sencilla: es muy complicado decir quién ha ganado las elecciones pero por desgracia muy fácil decir quién las ha perdido. De momento, las han perdido los catalanes que van a seguir durante una larga temporada en un desgobierno.