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Actualizado 20 mar 2021
La portada de Time del 21 de febrero de 2011 titulaba con grandes caracteres: “2045, The Year Man Becomes Inmortal”. ¿Realmente eso será así? ¿Cuál es la realidad de la investigación neurocientífica?¿Qué sabemos realmente de cómo es y cómo funciona nuestro cerebro? Implantes neuronales, estimulación cerebral profunda, interfaz cerebro-ordenador (Brain Computer Interfaces)… ¿Cuáles son los avances y los límites?
Toda la electrónica es vulnerable, y esto es una cuestión que preocupa profundamente a los científicos. Un dispotivo con información de nuestro cerebro podría ser hackeado en beneficio de la publicidad, la alineación u otras intrusiones no planteadas. ¿Cómo protegernos?¿Es inevitable la muerte? La historia de la humanidad ha estado moldeada por este hecho fatal. Religiones, fronteras y progresos nacen del atávico miedo a la muerte. Este miedo y deseo de supervivencia encuentra consuelo en paradigmas religiosos. Pero ¿puede ya la muerte rebatirse desde fundamentos científico-técnicos?
Hay, por ejemplo, autores como José Luis Cordeiro y David Wood (o Kurzwiel y De Gray) que han vaticinado que la muerte será opcional hacia 2050 gracias a los avances exponenciales en ingeniería genética, inteligencia artificial, regeneración de tejidos, tratamientos con células madre, impresión de órganos, criopreservación, terapias genéticas o inmunológicas que resolverán –resuelven ya– el problema del envejecimiento del cuerpo humano.
Un envejecimiento considerado ahora como una enfermedad que puede y debe ser curada. Dicen que quien en el 2050 posea un cuerpo y una cuenta bancaria, tendrá una elevada posibilidad de alcanzar la inmortalidad al engañar a la muerte una década tras otra…, cada diez años, aproximadamente, entraremos en la clínica y recibiremos un tratamiento de renovación que no solo curará enfermedades, sino que también regenerará tejidos deteriorados y rejuvenecerá manos, ojos y cerebro..., en realidad, serán amortales, en lugar de inmortales… su vida no tendrá fecha de caducidad.
Sobre estas cuestiones reflexionamos junto a Mara Dierssen, directora de investigación en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona, quien considera que "nuestro cerebro necesita tiempo y esfuerzo para mejorar". Además, señala que "podrán mejorar la salud, pero no pueden convertirnos en inmortales" y que "eso de que nos van a hackear la mente no es posible".
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