La previsible investidura de Pedro Sánchez condicionada por los pactos autonómicos podría despejarse gracias a una operación que incluye el gobierno de Navarra. Una vez que el Congreso mantiene la mayoría de la cámara en el umbral de los 176 diputados, se queden vacíos o cubiertos los 4 escaños de los dirigentes separatistas procesados, Sánchez necesitará ser investido como presidente del Gobierno por mayoría absoluta, 176 votos, en una primera votación, o por mayoría simple, más numero de síes que noes , en una segunda votación.

Y sería en segunda ronda cuando Sánchez, sin necesitar de los votos del separatismo ni de Bildu, podría ser elegido presidente con el apoyo de PSOE, Podemos, PNV, Compromís, el Partido Regionalista de Cantabria y la abstención de Coalición Canaria que tiene dos escaños, cosa improbable por el rechazo de la formación canaria a apoyar a Sánchez mientras pacte con Podemos o la abstención de los dos diputados de UPN.

Y esta seria una opción factible, posible, siempre y cuando el PSOE, tal y como hoy ha sugerido Javier Esparza tras ver al Rey en la Zarzuela, permita que Navarra Suma, la coalición de UPN, PP y Ciudadanos que ganó las elecciones con casi el doble de escaños que los socialistas, gobierne la comunidad foral. Sánchez puede ser presidente sin necesitar a los independentistas con la abstención de los navarros y, de paso, impedir que esa comunidad sea cogobernada por el nacionalismo de Geroa Bai con el concurso indirecto de los seguidores de Otegi. Esta es una posibilidad que cobra fuerza en el complicado mapa político de negociaciones y acuerdos siempre y cuando Sánchez imponga su autoridad a Chivite, la dirigente del PSN.

En todo caso, en la medida que vayamos acercándonos a la fecha tope del 15 para la Constitución de los ayuntamientos en primer lugar, se irá despejando el panorama y muchas de las amenazas, líneas rojas y declaraciones de máximos. En Castilla y León, por ejemplo, tras el primer round negociador, PP y Ciudadanos admiten que avanzan hacia un pacto para gobernar juntos mientras en Madrid, en un ambiente de discreción, también se siguen cociendo esos acuerdos entre populares y Ciudadanos que hasta Carmena asume ya como seguros para impedirle seguir en la alcaldía. Así las cosas, la ultima palabra la tendrá Vox con quien negocia a su vez el PP.