La DGT persigue a estos coches diésel este verano: los agentes de la Guardia Civil ponen esta multa
Se trata de una infracción grave, aunque es cierto que en determinados casos se ha elevado hasta la categoría de delito de conducción temeraria
Coche de la Guardia Civil en un control de carretera en Palma de Mallorca
Publicado el
3 min lectura
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha puesto el foco este verano en un problema muy concreto que afecta a miles de conductores en España: los coches diésel con sistema AdBlue que circulan con el depósito vacío. Aunque pueda parecer una simple avería, lo cierto es que quedarse sin este aditivo puede acarrear una multa de 200 euros por parte de los agentes de la Guardia Civil.
El motivo es claro: cuando un vehículo se queda inmovilizado en la carretera por falta de combustible o de AdBlue, se convierte en un obstáculo que puede poner en riesgo la seguridad vial. Y ahí es donde la sanción se convierte en una realidad. En algunos casos extremos, cuando el coche queda parado en lugares peligrosos, se habla incluso de conducción temeraria, lo que eleva la infracción a un delito.
El papel del AdBlue
Desde 2014, todos los coches diésel con normativa Euro VI necesitan el AdBlue, un aditivo que se inyecta en el escape para reducir las emisiones contaminantes. En España circulan todavía cerca de dos millones de vehículos que dependen de este sistema para funcionar correctamente.
Guardia Civil de Tráfico emitiendo una multa por una infracción de tráfico en España
El consumo de AdBlue es bastante predecible: entre 1 y 3 litros cada 1.000 kilómetros. Con depósitos de entre 10 y 20 litros, los conductores deben repostar cada 5.000 o 6.000 kilómetros. El coste tampoco supone un gran problema —menos de un euro por litro— y puede adquirirse tanto en surtidores de gasolineras como en envases homologados.
Lo verdaderamente grave es que, cuando el depósito se vacía, el coche se detiene por completo. Y si esto ocurre en plena autovía o en una zona sin arcén, el riesgo de accidente es elevado.
La multa de la Guardia Civil
Los agentes aplican la misma sanción que cuando un conductor se queda sin gasolina. La multa estándar es de 200 euros, sin retirada de puntos. Sin embargo, si el vehículo se queda detenido en un lugar peligroso, puede considerarse una infracción muy grave. En ese caso, el castigo económico sube y el incidente se transforma en un delito de conducción temeraria.
Coche Renault Laguna de la Guardia Civil Trafico en Mallorca, España
Según recuerda la DGT, no se sanciona el hecho de quedarse sin combustible en sí, sino las consecuencias:
- Estacionamiento indebido: si el coche queda mal aparcado, la sanción puede llegar a 200 euros.
- Conducción negligente: maniobras bruscas al perder dirección asistida o frenos, con otra multa de 200 euros.
- Recipientes no homologados: transportar combustible en botellas o garrafas de plástico puede suponer entre 2.000 y 3.000 euros.
En este punto conviene recordar casos recientes. Como señala este caso, tras quedarse tirado con el coche en reserva, la sorpresa puede ser mayúscula y cara. Y no es el único: llevar litros de gasolina en recipientes no autorizados puede costar hasta 3.000 euros.
Más sanciones inesperadas
Más sobre tráfico
El problema va más allá del AdBlue. En los últimos meses, la Guardia Civil ha endurecido la vigilancia de prácticas consideradas imprudentes al volante. Por ejemplo, utilizar trucos para manipular el depósito con el objetivo de ahorrar gasolina puede llegar a 12.000 euros de multa.
Además, el cambio normativo en motores diésel y gasolina para reducir emisiones seguirá marcando el futuro del parque automovilístico español.
Y para evitar sustos, la tecnología también se convierte en aliada. Google Maps ha estrenado una nueva función para ayudar a prevenir multas de tráfico mediante avisos de seguridad.
Evitar quedarse tirado
El mejor consejo que repiten los expertos es la prevención. No apurar el depósito, revisar periódicamente el nivel de AdBlue y repostar en gasolineras con surtidores adecuados son gestos sencillos que evitan sanciones y, sobre todo, riesgos en la carretera.
En definitiva, este verano la DGT no solo vigila los excesos de velocidad o el uso del móvil al volante, también persigue a los conductores de coches diésel que ignoran el papel esencial del AdBlue. Y la lección es clara: quedarse tirado ya no es un despiste sin consecuencias, sino una infracción con coste económico y, en algunos casos, penal.