Cambio radical en los motores diésel y gasolina: "Regular las emisiones de los tubos de escape ya no es suficiente"
Un estudio, certificado, publicado por Science Advances, pone en la diana la eficacia de los filtros de partículas que llevan

Carlos Moreno 'El Pulpo' descubre con el experto en motor Alfonso García 'Motorman' la diferencia entre los coches gasolina y diésel
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Durante años, el foco medioambiental apuntó con firmeza hacia los motores diésel. Las instituciones, las etiquetas de emisiones y parte de la opinión pública los señalaron como los grandes culpables de la contaminación urbana. Sin embargo, un reciente estudio publicado por la revista científica Science Advances ha dado un giro inesperado al debate: los coches de gasolina modernos podrían ser aún más problemáticos de lo que se pensaba.
La sorpresa se ha colado también en las ondas de la radio. En el programa Poniendo las Calles, el divulgador Carlos Moreno 'El Pulpo' lanzaba una reflexión que muchos oyentes comparten: “En su día condenaron el diésel porque contaminaba. Y ahora me entero de que, según los informes que se ponen encima de la mesa, resulta que los automóviles con motor de gasolina son los peores”.
La gasolina moderna bajo la lupa
El experto en motor Alfonso García 'Motorman' fue tajante en su respuesta. “Todo esto viene del dieselgate, se demonizó el diésel. El resultado: caídas de ventas y menos oferta de motores diésel”. Ahora, afirma, la ciencia empieza a dar un paso atrás respecto a algunas certezas demasiado asumidas. Y ahí entra el citado estudio, llevado a cabo por el Centro de Investigación Alemán de Múnich y la Universidad de Rostock.
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El hallazgo más inquietante es que las emisiones de los coches gasolina —incluso cumpliendo con la última y más exigente normativa europea, la Euro 6D— no están exentas de problemas. A pesar de que los filtros de partículas actuales parecen efectivos al salir del tubo de escape, su impacto cambia una vez en contacto con la atmósfera. “Los gases de escape recién emitidos no mostraban efectos tóxicos. Pero, una vez que pasaba el tiempo, envejecían de forma fotoquímica en el aire, y por el sol se volvían mucho más nocivos y peligrosos”, explicó Motorman en antena.
No basta con cumplir la norma
La principal conclusión de este estudio en medios medioambientales alemanes, es demoledora: “Regular las emisiones de los tubos de escape ya no es suficiente”.

Gasolinera económica entre almendros y olivos en Alcoy
Esto implica un cambio de paradigma. Hasta ahora, la eficacia de las políticas medioambientales se medía por lo que salía directamente del vehículo, sin contemplar la transformación química que sufrían esas emisiones al mezclarse con el aire y la luz solar. El problema, por tanto, no es solo lo que se emite, sino en qué se convierte después.
Los expertos subrayan la necesidad de mirar más allá de las pruebas de homologación en laboratorio y considerar los efectos reales en condiciones atmosféricas. Es una llamada de atención tanto para los reguladores como para los fabricantes, que deberán adaptarse a una normativa cada vez más exigente no solo en origen, sino también en impacto ambiental a medio plazo.

Gasolinera MB Petróleos en Benalmádena
Mientras tanto, el debate continúa. Muchos conductores, tras haber renunciado al diésel en favor de la gasolina, se preguntan ahora si la elección fue realmente la más limpia. Una vez más, la ciencia obliga a revisar prejuicios y ajustar el rumbo en la lucha contra la contaminación urbana y el cambio climático.