SANTORAL

San Gil

Comentado por Jesús Luis Sacristán

San Gil
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Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

1 min lectura

En el comienzo del mes de septiembre, abrimos el Santoral con un hombre que cultivó el trato con Dios y el amor al prójimo: San Gil. Atenas vería nacer el año 640 a este hombre. Su familia es noble y profundamente cristiana. Desde siempre se le atribuyó el don de hacer milagros, aunque él no quería hacer alarde de eso. 

El seguimiento a Cristo que pide desprenderse de todo le hace vender sus posesiones a la muerte de sus padres y venir a Occidente. En la zona sur de Francia, concretamente en Ródano, busca un bosque donde pueda ser un ermitaño alejado del mundanal ruido. Su vida allí no estuvo llena de grandes acontecimientos. 

Tan sólo vivía de la oración y el silencio para profundizar más en el trato con Dios. Una cierva se le acercó para proporcionarle alimento. Dice, incluso la tradición, que el rey Wamba iba de cacería y persiguió al animal que le llevó corriendo hasta la cueva. Allí descubrió al santo en oración. Accidentalmente disparó una flecha que le hirió, pidiéndole perdón y ofreciéndole ayuda. 

El ermitaño rechazó cualquier cantidad de dinero, pero vio la posibilidad de pedir que con esa cuantía se levantase un Monasterio para que pusiese vivir como un monje. Al final, ese lugar acogió a los peregrinos que iban a Santiago de Compostela. El Monasterio fue un gran símbolo monástico en el año 680 y este ermitaño fue su primer abad. San Gil muere el año 720.

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