La oración del día: San Pedro de Alcántara

Su vida siempre estuvo impregnada de mucha austeridad y penitencia, mostrando una faceta de extrema dulzura en el trato con los demás

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Hoy es la festividad de San Pedro de Alcántara que fue impulsor de la Reforma de Trento y ayudó a otros a conseguirlo también. La localidad cacereña de Alcántara vería nacer en 1499 a este santo español.

Desde los primeros momentos de su juventud, viendo la clara llamada de Dios, ingresa en los Franciscanos de los que llegó a ser Provincial. Fue uno de los promotores y gestores de la reforma franciscana en España, desempeñando diversos cargos. Su fama de santidad corrió por todas partes, hasta el punto de que Santa Teresa de Jesús, contemporánea de él, le tuvo como su confesor y guía espiritual, incluso a la hora de realizar la reforma en el Carmelo.

Incluso él fue quien se interpuso entre ella y la Inquisición para que no le detuviesen dando la cara en favor de la condición íntegramente cristiana que tenía la “Santa andariega”. Muchos fueron, además, los monarcas que le consultaron y le pidieron consejo, trabando con él una gran amistad, dada la fama de Santidad que acerca de él había corrido por toda la Península.

Es el caso del monarca portugués Juan III. Precisamente, además, Portugal y España fueron los dos lugares donde trabajó en bien de la difusión de la Buena Noticia del Evangelio. Su vida siempre estuvo impregnada de mucha austeridad y penitencia, mostrando una faceta de extrema dulzura en el trato con los demás. Esta forma de proceder le acompaña a San Pedro de Alcántara hasta su muerte ocurrida el 18 de octubre del año 1562.

Oración

¡Oh Dios y Señor mío! que te dignaste ilustrar al bienaventurado San Pedro de Alcántara, tu confesor,

con el don de una penitencia admirable y de una contemplación altísima,

concédenos piadosísimo que ayudados de sus méritos, merezcamos, mortificados en la carne,

ser participantes de los dones celestiales.

Por Nuestro Señor Jesucristo, Hijo tuyo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén



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