¿En qué consiste realmente el Juicio Final que Jesucristo nos hace a cada uno de nosotros?

El periodista y sacerdote Josetxo Vera explica en 'Chateando con Dios' las claves del Evangelio de este domingo, último del año litúrgico

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El Evangelio de este domingo habla de la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, y que supone el final del año litúrgico. El 29 de noviembre será el primer domingo de Adviento, que en el tiempo de la Iglesia es el Año Nuevo. Comienza el ciclo litúrgico con una fiesta nueva de preparación para el nacimiento de Jesús, que se prolongará los próximo cuatro domingos antes de Navidad. Este domingo, 22 de noviembre, es el último del año y se celebra a Jesucristo, Rey del Universo.

En este Evangelio, cuando habla de Jesucristo como Rey del Universo, se nos habla de un juicio final. Nos dice que al final de los tiempos vendrá Jesucristo para juzgar a vivos y muertos. ¿Cómo será este juicio? El Señor lo compara con la labor de un pastor que separa a las oveja sde las cabras, y pone a las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. De la misma forma, Jesucristo al final de los tiempos separará a los unos de otros. A unos pondrá a la derecha para ir al Cielo y a la izquierda a otros para ir al infierno.

¿Cómo apreciará el Señor los matices y distinguirá entre quien irá a la izquierda y a la derecha? El Juicio Final consiste en las preguntas que se reflejan en el Evangelio de este domingo. No es un examen de colegio, para sacar una oposición... sino que habla de la eternidad. En esta vida nos queda un tiempo limitado y, después, comienza la vida eterna. Es el examen del que hablamos, y es importante conocer las preguntas.

El Señor dice que hay preguntas que hará cuando nos pongamos delante de él, y escucharemos estas palabras del Evangelio: irás a la derecha porque cuando tuve hambre me diste de comer, cuando tuve sed me diste de beber, cuando estuve enfermo viniste a verme, cuando fui forastero me acogiste... ¿Tu qué hicioste cuando yo era un inmigrante? ¿Qué hiciste cuando tuve hambre? Nuestra respuesta puede ser justificarnos diciendo que nunca te he visto, pero el Señor da la respuesta a esa cuestión.

Cada vez que lo hiciste con uno de los pobres que tengas cerca, lo hiciste conmigo. Jesús nos dice que el Señor vive en el prójimo, que en el modo en el que tratamos a quienes están cerca, le tratamos así a él. Si cuidaste al prójimo irás a la derecha para gozar de la vida eterna, de la bienaventuranza de los santos. Y en la medida en el que no lo hiciste, irás al infierno.

No todo es rezar, ir a la Eucaristía, orar o saber de Teología, que también, sino tratar a las personas que tienes cerca, atender a sus necesidades más acuciantes: hambrientos, inmigrantes, enfermos… el Juicio Final no es el jucio a una comunidad o parroquia, sino a cada una de las personas.

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