Carta de una madre de la concertada, por Auxi Rueda

Revista EcclesiaEcclesia

Tiempo de lectura: 1’

Escribo esta carta abierta como madre de dos alumnas de la escuela concertada. E hija de dos profesores (ya jubilados) de la misma. Simplemente para manifestar mi hastío ante las críticas, el desprecio y el ninguneo a esta opción educativa. De verdad, señores, ya cansa. Sinceramente, es frustrante que nos estigmaticen y nos etiqueten en base a unos prejuicios infundados, que provienen del desconocimiento total de la situación real en este tipo de colegios. Y pretendan justificar su negativa a ayudar económicamente a estos centros tras la pandemia con la demagoga frase de "no se avanza dando al que más tiene". Lo hacen, sin sonrojo, mientras muchos de ustedes recogen a sus propios hijos de un colegio concertado, o habiéndose pasado la convalecencia por COVID en un hospital privado. Coherencia pura.
Miren, yo les invito a venir un día a las aulas del colegio de mis hijas. Y podrán comprobar cómo esto no es una enseñanza para ricos. Les aseguro que la gran mayoría de nosotros no lo somos. Nos cuesta ganar nuestro sueldo, nos cuesta en ocasiones llegar a fin de mes. Y optamos a este tipo de enseñanza porque consideramos que es lo que queremos para nuestros hijos. Ejercemos nuestra libertad. ¿Por qué les molesta tanto?

Los prejuicios se superan conociendo realidades más allá de las ideas preconcebidas que uno pueda tener. Acérquense a conocer esas realidades. Y dejen, por favor, de ponernos un sello en la frente de algo que no somos. Déjennos ser libres.

Religión