Fallece la científica Juana Bellanato Fontecha, pionera de la química española que compaginó su labor investigadora con la fe católica
Juana Bellanato desarrolló toda su carrera científica en el CSIC. Su vida fue un antídoto contra muchos tópicos

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El pasado viernes 5 de setiembre de 2025 nos ha dejado una de las pioneras de la química española, Juana Bellanato Fontecha, a unos días de cumplir los cien años de edad. Toda su carrera científica la desarrolló en Madrid. Su vida es un antídoto contra muchos tópicos. El primero al que haremos mención es el mantra sin base científica de que no se puede ser religioso creyente en Dios y ser un buen científico: en COPE fuimos los primeros en hablar, hace diez años, de la condición de católica practicante de Juana Bellanato.
Fue durante el Franquismo (1939-1975) – ese período de tiempo en el que tratan de convencernos de que en España el nacionalcatolicismo arrasó con la cultura y persiguió a la mujer- cuando Juana recibió su formación académica y ganó una plaza de científica profesional, plazas recién creadas en el CSIC hace ahora 80 años precisamente este 2025. Eran tiempos en los que imperaba la ideología del nacionalcatolicismo con el que Juana nunca se identificó, como tantos otros en España. El propio CSIC cuelga de su web una pequeña biografía de su actividad profesional.
Su plaza de científica la ganó para trabajar en el Instituto de Óptica «Daza de Valdés» -también científico católico- del CSIC, bajo la dirección de Otero Navascués, otro gran científico católico español que, incorporando a varias mujeres a la actividad científica contribuyó a que estas se triplicaran en el CSIC en el periodo 1939-1975, algo que no ha vuelto a ocurrir en democracia y sí subir su proporción dos o tres puntos porcentuales.
El CSIC le dio una beca para Alemania – el CSIC dio muchas más becas para estudiar en el extranjero que la JAE- para realizar una estancia de perfeccionamiento. Durante su estancia conoció al Premio Nobel Chandrasekhara Raman, descubridor del efecto Raman. Los años 1959-1960 fue becaria del British Council en el Physical Chemistry Laboratory de la Universidad de Oxford, cuyo director fue el premio Nobel de Química (1956) Profesor Sir Cyril Norman Hinshelwood. Bellanato desarrolló con posterioridad toda su carrera científica en dicha institución, dedicándose también a la Espectroscopía, y recibiendo varios premios entre los que cabe destacar en 1996 la Medalla de Plata del Comité Español de Espectroscopía; en 2003 la medalla de la Real Sociedad Española de Química; en 2007 la Insignia de Oro y Brillante de la Asociación de Químicos de Madrid y finalmente el título Mayor Magnífico de la Comunidad de Madrid en 2013.
Juana cuenta que “al jubilarse (mejor dicho, al jubilarla, como dice ella) a los 65 años, Juana tuvo tiempo para compaginar con su trabajo como doctora vinculada ad honorem los estudios de la Licenciatura de Teología en la Universidad Comillas Madrid (1993), colaborando hasta la fecha en el Departamento de Bioética de la Facultad de Teología de dicha Universidad”. Juan Francisco Tomás, autor del libro “Javier Gafo: bioética, teología moral y diálogo”, escribe de ella: "cariño de amiga, de madre, mujer creyente que sabe estar a la altura que corresponde al saber científico y bioético”. Recibió hace unos años el premio de Mayor Magnífico de la Comunidad de Madrid.
No hace mucho los jesuitas de Maldonado colgaban una semblanza sobre Juana https://jesuitasmaldonado.es/una-colaboradora-casi-centenaria/, su colaboradora casi centenaria, en la que se indica: "Aunque ahora ya no participa regularmente en las eucaristías, lo ha hecho durante muchos años, desde que fuera instituida ministro de la eucaristía para la misa de 13,00h en la cuaresma de 1985, siendo párroco el padre Javier Gafo. Participó, como tantos otros, en el servicio de la Palabra, el altar y distribuyendo la comunión. Ya en los últimos años cuando venía su servicio más puntual eran las lecturas. Y siempre una palabra cordial, un gesto amable, un reconocimiento lleno de cariño a la labor de los demás. Juana es de esas mujeres que ha ido abriendo muchos caminos. Doctora en química, licenciada en teología, creyente y científica, investigadora del CSIC que siguió en activo hasta mucho después de su jubilación".
Vivió muy de cerca la persecución religiosa por albergar a un cura para protegerlo del asesinato más que seguro por el Ejército del Frente Popular: "Mi padre se quedó en Madrid toda la guerra, con un tío sacerdote que se había refugiado en nuestra casa. Un día que hubo registro y él estaba durmiendo, le salvó que mi padre les enseñó a los milicianos un carnet de maestro que había conseguido. Si no, prefiero no pensar en lo que habría pasado. Los asesinatos eran muy frecuentes".
Otro tópico ateo progre que la vida de Juana destruye es el de que en la España de la época los padres pobres no quisieran que sus hijas estudiaran: "Siempre quise estudiar. Éramos tres hermanas, y mis padres también querían que lo hiciéramos. Todo el mundo me decía que hiciera Química, porque se me daba bien. Como me dieron Premio Extraordinario de Bachillerato, estudié con becas y además muchas personas me buscaban para dar clases particulares a sus hijos. Mi familia no tenía dinero... Una de ellas hizo Perito Químico, el equivalente a ingeniero químico técnico, también mientras trabajaba. La otra hizo Letras, y ha sido profesora de instituto hasta que se jubiló".
Las ideologías con base atea la han intentado utilizar como herramienta para la propagación de la ideología de género, algo de lo que se desalineó Juana en vida, en varias de las entrevistas que concedió. Caer en la cuenta de cuándo se formó como científica, cuándo consiguió una plaza de científico profesional y donde llegó desmiente tantas mentiras que se han dicho sin respetar la historia sino impregnados algunos historiadores del sentimentalismo de la memoria, como se sigue haciendo hoy en relación a la llamada memoria democrática, absolutamente parcial y por tanto no científica: pseudohistoria pura. Esperemos que hechos concretos como el de Juana ayuden a deshacer tópicos pseudocientíficos.