El Papa anima, durante este tiempo de Adviento, "a donar palabras y gestos de consolación a quién está herido"

En este III Domingo de Adviento, Francisco ha pedido rezar ante el Portal de Belén "para que la Navidad lleve un rayo de paz a los niños del mundo entero"

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El Papa Francisco ha presidido el Ángelus, este tercer domingo de Adviento, y ha reflexionado sobre el Evangelio de hoy donde el protagonista es Juan Bautista que, mientras está en la cárcel, manda a sus discípulos a preguntar a Jesús si es él el Mesías. “Él pensaba en un Mesías severo que, al llegar, haría justicia con poder castigando a los pecadores. Ahora, sin embargo, Jesús tiene palabras y gestos de compasión hacia todos […] en el centro de su acción está la misericordia”.

Francisco subraya el lugar donde se encuentra Juan, la cárcel: “Está la oscuridad, falta la posibilidad de ver claro y ver más allá. De hecho, el Bautista ya no logra reconocer en Jesús al Mesías esperado y, asaltado por la duda, envía a los discípulos a verificar”.



“Esto significa que también el creyente más grande atraviesa el túnel de la duda. Y no es un mal, es más, a veces es esencial para el crecimiento espiritual: nos ayuda a entender que Dios es siempre más grande de como lo imaginamos; las obras que realiza son sorprendentes respecto a nuestros cálculos; su acción es diferente, supera nuestras necesidades y nuestras expectativas; y por eso no debemos dejar nunca de buscarlo y de convertirnos a su verdadero rostro”, ha dicho el Papa durante el Ángelus de este domingo.

El Papa ha remarcado que “también nosotros a veces podemos encontrarnos en su situación, en una cárcel interior, incapaces de reconocer la novedad del Señor, que quizás tenemos prisionero de la presunción de saber ya mucho sobre Él. Quizá tenemos en la cabeza un Dios poderoso que hace lo que quiere, en vez del Dios humilde mansedumbre, de la misericordia y del amor, que interviene siempre respetando nuestra libertad y nuestras elecciones”.



Francisco ha pedido vivir el Adviento como “un tiempo de inversión de perspectivas, donde dejarnos sorprender por la grandeza de la misericordia de Dios. Un tiempo en el que, preparando el pesebre para el Niño Jesús, aprendemos de nuevo quién es nuestro Señor; un tiempo en el que salir de ciertos esquemas y prejuicios hacia Dios y los hermanos; un tiempo en el que, en vez de pensar en regalos para nosotros, podemos donar palabras y gestos de consolación a quién está herido, como hizo Jesús con los ciegos, los sordos y los cojos”.

Asimismo, el Papa ha expresado este domingo su deseo de que la próxima Navidad provoque "un rayo de paz" en las guerras de todo el mundo, especialmente en la de Ucrania, al término del rezo del Ángelus desde la ventana el Palacio Apostólico. "Os invito a rezar ante el Portal de Belén para que la Navidad lleve un rayo de paz a los niños del mundo entero, especialmente a los obligados a vivir días terribles y oscuros de guerra, esta guerra en Ucrania, que destruye tantas vidas y tantos niños", dijo ante los fieles que lo escuchaban en la Plaza de San Pedro.

El pontífice además bendijo las figuras del Niño Jesús llevadas por los más pequeños a la plaza vaticana, una tradición navideña iniciada en 1969 por el papa Pablo VI.
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