El Papa León XIV recuerda a las víctimas de los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki y reclama el cese de las armas

En la audiencia general, el Pontífice ha aprovechado que se cumplen ochenta años de los bombardeos en las dos ciudades japonesas en el marco de la Segunda Guerra Mundial para  mostrar su rechazo a la devastación nuclear

Papa y Japón
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Ángeles Conde

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El Papa León XIV ha recordado a las víctimas de los bombardeos atómicos en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki cuando se cumple el ochenta aniversario, en el marco de la Segunda Guerra Mundial.

En la audiencia general, el Santo Padre ha deseado sus oraciones “por todos aquellos que sufrieron los efectos químicos, psicológicos y sociales” tras los bombardeos que costó la vida a miles de personas.

El Pontífice ha aprovechado este negro aniversario para manifestar su repulsa a la devastación causada por la guerra nuclear, que en el mundo de hoy constituye una seria amenaza, y clama por el diálogo y la paz.

“Deseo que en el mundo contemporáneo, marcado por tantas tensiones y conflictos sangrientos que basan su seguridad sobre la amenazada de las armas, cesen las armas y den paso al diálogo, a la justicia y a la fraternidad”.

EL mensaje de León XIV leído en Hiroshima por el nuncio apostólico en japón: "Las armas nucleares ofenden nuestra humanidad"

En el mensaje de León XIV por este ochenta aniversario y leído por el nuncio apostólico en Japón, Francisco Escalante Molina, durante la misa por la paz en Hiroshima, asegura que tanto esta ciudad como Nagasaki “siguen siendo recordatorios vivientes de los horrores profundos provocados por las armas nucleares”, y recalca que las heridas que produjeron las bombas no han cicatrizado del todo en sus calles, escuelas y hogares.

En este sentido, el Papa ha expresado en su mensaje “sentimientos de respeto y afecto hacia los hibakusha, los sobrevivientes, cuyas historias de pérdida y sufrimiento son un llamado oportuno para todos nosotros a construir un mundo más seguro y fomentar un clima de paz”.

Cita también al doctor Takashi Nagai, sobreviviente de Nagasaki, quien escribió que “la persona del amor es la persona del ‘valor’ que no porta armas”. A partir de esta propuesta, el Santo Padre afirma que la paz verdadera exige el valiente abandono de las armas, especialmente de aquellas capaces de provocar una catástrofe indescriptible. “Las armas nucleares ofenden nuestra humanidad compartida y traicionan la dignidad de la creación”, subraya.

En un mundo marcado por crecientes tensiones y conflictos, León XIV sostiene que Hiroshima y Nagasaki se erigen como “símbolos de la memoria” que nos invitan a rechazar “la ilusión de una seguridad fundada en la destrucción mutua asegurada.” Propone, en cambio, construir “una ética global enraizada en la justicia, la fraternidad y el bien común”.

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